Diádocos S.L. (2)
(*) CLO de TalensIA – Talento, Ciencia e Innovación Profesor asociado de la UdL | Array | Federico Borges*
Veinte años después de la inesperada muerte de Alejandro Magno, los diádocos (sucesores) con más poder eran Antígono I Monóftalmos (tuerto) en Macedonia y Grecia, Seleuco I Nicátor (vencedor) en Siria y Persia, y Ptolomeo I Sóter (salvador) en Egipto.
Todos tuvieron como objetivo primordial mantener y legitimar su gobierno, así como asegurar su continuidad dinástica. Desde un enfoque griego, cada uno utilizó las élites locales, aplicó reformas económicas, encargó construcciones y fundó ciudades para legitimarse y para cumplir sus ambiciones. Cada diádoco estableció una “marca” propia y procuró conseguir un desarrollo sostenible: Antígono, la unión de Grecia y los territorios de Alejandro, Seleuco, la consolidación de un estado oriental y helenístico a la vez, y Ptolomeo, consolidar Egipto como reino independiente y faro de la cultura griega. Los diádocos tuvieron que gestionar recursos limitados y heterogéneos, crear procesos estables, fomentar la fidelización, asegurar la prosperidad económica y capear crisis imprevistas.
Antígono quería reunificar los territorios de Alejandro Magno, y para ello creó una marca potente y reconocible: libertad para los griegos en una Liga Panhelénica. A pesar de los recursos de las polis griegas y de su destreza en el campo de batalla, su ambición de unidad fue demasiado exigente, lo que le llevó a morir en la batalla de Ipsos. Tendría que haber equilibrado el crecimiento agresivo con la evaluación realista de riesgos y el establecimiento de acuerdos. Cuando nos orientamos a resultados rápidos, debemos equilibrar nuestros objetivos de crecimiento agresivo con asociaciones estratégicas y con una comprensión correcta de las dinámicas competitivas.
Por su parte, Seleuco tuvo que afianzar territorios muy variados entre el Mediterráneo y la India, y a la vez responder a amenazas externas. Su marca fue la descentralización política y la imposición cultural: autonomía de territorios y etnias para minimizar rebeliones, junto con privilegiar la lengua y cultura griegas. En nuestros días Seleuco sería un innovador pragmático, que en una empresa muy diversificada, o con muchas unidades de negocio distintas, fomentaría la unidad y el control con una identidad de marca fuerte, y a la vez permitiría autonomía operativa y respeto a las características locales o departamentales.
Ptolomeo tuvo éxito por quedarse con Egipto y administrarlo con eficacia. Legitimó su poder al respetar las tradiciones milenarias (el culto a los dioses, la casta sacerdotal, la nobleza), reconstruir templos y utilizar la burocracia faraónica. Fue un conservador estratégico que priorizó la estabilidad interna y la consolidación antes que la expansión arriesgada. Su marca fue la de una potencia económica autosuficiente (control fiscal, mercado interno, agricultura pujante) y potencia cultural helenística (biblioteca de Alejandría).
Entonces como ahora, los diádocos trabajaron para anticiparse o responder a las dificultades, y también para recuperarse de reveses inesperados. Su capacidad de adaptarse al entorno y a los desafíos imprevistos, priorizando la estabilidad o la expansión, la unidad o la diversidad según las circunstancias, les hizo entrar en la Historia.