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Jason Momoa, protagonista de nuevo de ‘AquamanCourtesy of Warner Bros. Pictures

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Aquaman y el reino perdido

Título original: Aquaman and The Lost Kingdom.

Año: 2023

Duración: 124 min.

País: Estados Unidos.

Dirección: James Wan.

Intérpretes: Jason Momoa, Patrick Wilson, Amber Heard, Yahya Abdul, Nicole Kidman.

Cine: JCA Alpicat y Majèstic (Tàrrega).

★★✩✩✩

Tal vez me equivoque pero, tal y como degenera esto, a los superhéroes no los liquidarán los villanos de turno que quieren acabar con aire de desquite eterno con ellos, y de paso con el mundo conocido y desconocido, sino ese exceso de producciones que, una tras otra, vienen a decir lo mismo, que es más bien poco. 

En esta segunda entrega sobre Aquaman, que en su anterior propuesta había recaudado una millonada, se adivina un desgaste prematuro, una historia caótica cuyo argumento es tan intrascendente que roza lo pueril, como los diálogos que transitan entre lo ridículo y lo chistoso. Por esa construcción tan endeble en sus personajes, la película se decanta por la espectacularidad, por el enfrentamiento a lo videojuego, por una catarata de efectos especiales que agotan, pues todo deriva en eso, en lo visual, en ocasiones hortera a rabiar y, en otras, las menos, salvando la papeleta en algunas escenas que, sin embargo, no son suficientes como para elevar el tono de un título que se consume a sí mismo. 

Aquaman y el reino perdido se apoya en un superhéroe con momentos de humana familiaridad, de paternidad, con otros salvador de amenazas y venganzas terribles que se reiteran hasta el cansancio. 

Jason Momoa, que lo mismo tiene pinta de rey de los mares como de leñador de Nebraska, pone el tono jocoso, chusco, con aire jactancioso, al nivel del guion, que incluso se atreve a jugar con la tragedia griega en la relación entre esos medio hermanos que se apoyan y se odian a partes iguales. 

Pero no hay que ser del todo cruel con esta errática propuesta de destrucción para salvar lo marino y lo terrestre. Existe esa intención de dar espectáculo, algo que se logra en momentos muy puntuales, pero que no son suficientes para dar más oportunidades a esta saga de DC Comics, que tiene a Superman y Batman como sus estrellas más poderosas, en un año en que solo ha cosechado fracasos con otros superhéroes de mucha menos entidad. 

Aquaman es un personaje que nació en 1941, tal vez inspirado por Namor, el príncipe atlante de la Marvel, nacido a finales en los años 30 de la mano del historietista y escritor Bill Everett, uno de los personajes más interesantes por su voluntad de outsider, de tipo orgulloso y con mal carácter pero poderoso, aunque siempre en segunda fila. El realizador James Wan, especialista en cine de terror, creador de la saga Expediente Warren e Insidious y que en el cine de acción fue responsable de la entrega Fast & Furious 7, ha querido repetir el éxito de la primera entrega de Aquaman pero no ha funcionado, ya que insistir en la misma fórmula con exiguas variaciones no es suficiente. Eso más bien te satura.

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