Las raíces del odio
Contundente drama carcelario, rígido, severo, sin adornos. La tensión que se respira en esta nueva propuesta del realizador Gustav Möller, que sorprendió a todos con su debut en 2018 con la angustiosa y excelente “Culpable”, marca un tiempo perseverante y opresivo dentro de los espacios de una prisión, fríos y desangelados, donde todo posee una atmósfera casi mecánica en el funcionamiento de unas austeras y estrictas normas.
Möller no utiliza una historia de reclusos al uso, no existe un guion que se aparte de esa parca eficacia narrativa que va manejando con muchos silencios o sonido ambiente, utilizando con eficacia miradas y gestos que van dando pistas hacia una historia intrigante, al manejo de dos personajes que conforman el núcleo de “Condenados”. Por un lado, una funcionaria de prisiones que pide que la cambien al módulo donde están recluidos los presos más peligrosos cuando advierte la llegada de un joven que reconoce instantáneamente y que es llevado a la zona de máxima seguridad, y por el otro, ese recluso, personaje violento e impredecible, que será la pieza clave para un cambio de comportamiento en una mujer de conducta intachable.
“Condenados” va racionando pistas para que el espectador vaya conectando con la trama, con la relación a flor de piel entre un ser rudo, impulsivo pero de una inteligencia perturbadora que se mueve por impulsos, y una mujer cuyas formas y trato chocan frontalmente con las obligaciones del centro penitenciario, conformando una película con muchos pliegues, con cambios éticos y morales, con una especie de tour de forcé que confronta el pasado y el presente en ambos protagonistas, que deja rastros para comprender esas raíces del odio tan aferradas en miradas, gestos y acciones que convierten a “Condenados” en una original propuesta, en una especie de experimento en torno a sentimientos internos, a buscar las claves sobre el sufrimiento y el dolor.
Y mucha parte de que un argumento tan adusto y agrio logre ese aire de veracidad lo consiguen Sebastian Bull Sarning, de mirada penetrante y amenazadora presencia capaz de ejercer falsa dulzura, y Sidse Babett Knudsen, una actriz que pese a su frágil apariencia, capaz de hacer hablar el silencio, es intensa en sus acciones y metida hasta los huesos dentro de un personaje poliédrico y complejo, una Sidse Babett Knudsen bastante conocida por ser una de las protagonistas de la serie televisiva “Borgen”.
Condenados
“Condenados” es una profunda mirada al lado más oscuro del alma humana, a la atormentada memoria, así como a sus furiosas consecuencias.