He visto un oso
Se deduce que quien pensó en el encabezamiento en español de esta comedia negra, negrísima, pensaba en Woody Allen, y con bastante desacierto, porque su título original, Un ours dans le Jura, es la base de todo lo que sucede en el frío invierno en los parajes de aquella zona francesa, ya que es un oso el que provoca el inicio de una trama demencial en un lugar tranquilo y rural que se convierte en un compendio de despropósitos.
Franck Dubosc, actor y realizador de comedias, dirige y se reserva uno de los papeles protagónicos de esta historia donde las muertes violentas se van sucediendo, y todo ello dentro de un desorden que colapsa una pequeña población, porque aunque se rechace la idea de que haya osos en la zona, uno sí que hay, siendo la pieza fundamental para desarrollar una historia de mentiras, complicidades, muertes, amenazas y dinero encontrado al azar -dos millones de euros, que no es poca cosa-. Hechos que van formando situaciones absurdas que funcionan bien dentro de una trama que retrata personajes con sus propios problemas cotidianos, sencillos, y alguno de ellos sin demasiadas luces, metidos en un verdadero lío cuando deciden quedarse con ese “regalo” inesperado sabiendo que no es dinero limpio y que tiene dueños de muy mala catadura que no están dispuestos a perderlo. Y si además incluimos varios kilos de cocaína decomisada a un grupo de migrantes que ejercen de “mulas”, la situación deviene estrambótica.
Misterioso asesinato en la montaña se ha comparado por ciertos detalles con Fargo, la extraordinaria y corrosiva película de los hermanos Coen, aunque se encuentren a una notable distancia. Por esa regla de tres, podríamos mencionar también a Un plan sencillo de Sam Raimi, donde tres pobres almas encuentran varios millones de dólares en una avioneta accidentada en la nieve y deciden quedarse con el dinero.
Lo cierto es que esta producción francesa entretiene, con un reparto que asume sus roles de personas con honrados sentimientos pero con voluntad de perderlos, destacando el papel del gendarme interpretado por el actor belga Benoît Poelvoorde -recordado especialmente por Ocurrió cerca de su casa de 1992-, asumiendo la caracterización de un asesino en serie al que van filmando mientras comete sus crímenes.
Misterioso asesinato en la montaña
Una familia que vende abetos de Navidad con apuros económicos, un accidente fortuito, un oso y ese dinero encontrado y escondido del que, bajo una excusa u otra, todos quieren echar mano iniciarán un gran desorden. Suerte que ahí está el largo brazo de la ley –nunca mejor dicho- para, a su modo, poner las cosas en su sitio.