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No nos vayamos a poner ni estupendos ni exquisitos. La comedia disparatada también es cine. Siempre lo fue, esa comedia tonta que te evade, te distrae. Es un divertimento para hacer reír, y Agárralo como puedas lo consigue a base de gags y despropósitos absurdos que, por esa misma razón, logra que el espectador predispuesto a ello lo pase bien en una hora y media repleta de torpezas y extravagantes situaciones protagonizadas por un Liam Neeson entregado, al que no se le caen los anillos interpretando al torpe y desastroso teniente Frank Drebin Jr., digno hijo de aquel Dreblin inútil pero con potra al que daba vida el inolvidable Leslie Nielsen en una exitosa trilogía dirigida en su día por David y Jerry Zucker junto a Jim Abrahams, también responsables de aquella joya del humor paródico como fue Aterriza como puedas.

Ahora, Akiva Schaffer, fogueado en tareas de guion en el popular programa televisivo Saturday Night Live, recupera la esencia de aquel humor absolutamente desmadrado logrando que Liam Neeson, sin su perder imperturbable expresión facial, junto con Pamela Anderson, que está a la altura de las circunstancias y que sorprende por su vena cómica, nos recuerde que es un tipo duro y que sigue dando hostias como panes –algo muy habitual es su filmografía–, pero aquí tan desastroso y héroe sin pretenderlo como lo era su padre de ficción.

La historia es simple, se adapta a los nuevos tiempos y el malo es un multimillonario tecnológico que quiere llevar a cabo un plan diabólico a través de un aparato que cambia el carácter de la gente –papel interpretado por un excelente actor como es Danny Huston, hijo del gran John Huston–, un hecho que de un modo, como siempre imprevisible, Drevin deberá evitar por pura casualidad, o por su tendencia a malinterpretar cada pista o detalle que se le presenta.

Agárralo como puedas, que en algún momento rinde homenaje a su fuente de inspiración, se mantiene gracias a algunas escenas desternillantes, como ese fin de semana invernal en una cabaña con muñeco de nieve celoso y con fuerte tendencia criminal, la imposibilidad de que el personaje pueda tomarse un café pues siempre algo o alguien se lo impide, o como cuando espían a la pareja y se tergiversan algunos momentos supuestamente obscenos que se observan a través de las cortinas.

AGÁRRALO COMO PUEDAS

Que esta comedia es intrascendente, pues sí, pero tiene ese aire de aquellas descabelladas historias que uno recuerda con simpatía porque todo es un disparate, un elogio de lo inútil, una sucesión de graciosas torpezas con el solo propósito de divertir, que no es poca cosa.

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