Lo que pasó
Una noche de verano. Tres jóvenes conversan junto a la piscina hasta que aceptan ir en coche a cumplir un simple encargo, pero quien conduce no debería haberlo hecho, detalle que queda grabado en un móvil. Un accidente terrible rompe esa calma inicial, esas tonterías juguetonas de flirteo o esas frases de mal gusto que pronuncia uno de ellos que ya va marcando un tanto su oscuro carácter. El choque fatal, escalofriante, proporciona un giro a Subsuelo y da inicio a una película truculenta.
Eva y Fabián son hermanos mellizos. El amigo de ambos fallece en el percance y Fabián queda paralítico, y el desasosiego se adueña de todo logrando crear situaciones tensas retratando la vulnerabilidad del personaje femenino, su traumatizado estado de culpabilidad y cediendo a los instintos de su hermano, que fue el que grabó aquel instante y que utiliza como amenaza constante en una especie de venganza sutil que dosifica a través de su perversa e incansable capacidad de lastimar emocionalmente.
Basada en la novela del escritor argentino Marcelo Luján, que también participa en el guion, trasvasada a la gran pantalla, le ofrece a su realizador Fernando Franco –caracterizado por dirigir trabajos secos, agrios, rocosos– dotar de presión a la historia, en las miradas, en las palabras, en los actos, incluso cuando aparece el hermano del fallecido, tanto en su enamoramiento con Eva como por su interés en conocer qué sucedió realmente aquella noche aciaga.
Los teléfonos móviles, los mensajes que en algunos momentos se hacen dueños de la situación, crean una atmósfera de secretismo y mentiras. Aquí todo se combina. Amenazas en la sombra, incestos intuidos, malicia y sometimiento dentro de un hecho que se ha adueñado del pequeño círculo familiar, y esa presión infame que ejerce Fabián con su máscara de buen chico sobre su hermana va resultando agobiante, demoledora, porque la verdad se esconde, se camufla, se utiliza psicológicamente, aunque planee la duda por parte de una familia destrozada por el dolor o por la compañía de seguros, que advierte detalles que no encajan en la declaración sobre el suceso.
Subsuelo
Subsuelo contiene momentos difíciles de digerir, crueles, que te revuelven por dentro en ese estudio de personalidades, en la total indefensión de Eva y el escondido carácter psicopático de Fabián, que parece no tener límite. Cierto es que la vida tiene, cómo no, su lado tenebroso, tóxico, que nos incomoda, que nos molesta e intentamos esquivar, pero está ahí. Eso es innegable, y Subsuelo lo muestra sin filtros, abrumando para dejarte tocado, muy tocado.