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Un momento de la ópera representada el sábado en Cervera.

Un momento de la ópera representada el sábado en Cervera.JORDI PRAT

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ÓPERA

Obra: Dido y Eneas, de Purcell.

Int: Conservatorio de Cervera.

Lugar: Paraninfo de la Universidad de Cervera.

Fecha: 20 de mayo.

★★★★☆
La música escénica de Purcell presenta dos grandes dificultades: la abundancia de recitativos, en los que el bajo continuo tiene que seguir al solista sin contar con la métrica clara que sí tienen las pocas arias, y la importancia de unos coros que explican la acción o se convierten en personajes igual que en la tragedia griega. Estuvieron espléndidos en las dos cosas los miembros del Conservatorio de Cervera que llevaron a escena el sábado Dido y Eneas, esa ópera de Purcell intensísima, casi aforística, que constituye una de las historias de amor y de muerte más emocionantes que ha creado el arte universal. Brillaron unos coros integrados por jóvenes de entre 15 y 17 años en los que se echaban en falta por razones obvias los registros de tenor y bajo, pero que actuaron con una musicalidad asombrosa. Respecto al bajo continuo, una magnífica Laia Puig puso el listón altísimo en los recitativos. Nadie ha puesto música a la lengua inglesa como Purcell. Ni siquiera Britten. La de esta ópera se ha acompañado con mil propuestas escénicas maravillosas, pero también con algunas horribles que te llevan a la cabeza al personaje de El hombre tranquilo de John Ford al que le preguntan si quiere el whisky con agua y responde: When I drink whiskey, I drink whiskey; and when I drink water, I drink water. La puesta en escena del sábado en Cervera, elegante y austera, aprovechó con gran inteligencia el altar barroco del Paraninfo de la Universidad. Pocos conservatorios pueden permitirse una producción de semejante calidad, rematada con ese lamento de Dido que si no es la música más bella del mundo, lo parece mucho. Es de las pocas que las acabas de oír y dices: ahora ya me puedo morir.
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