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Cocodrilos inofensivos

Actuació dels californians Crocodiles al Cafè del Teatre.

Actuación de los californianos Crocodiles en el Cafè del Teatre. - J.C.

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POP-ROCK

★★★✩✩

Organizado por la siempre inquieta productora local Mayday, atenta a todo lo que se mueve por los mentideros musicales aquí o allende nuestras fronteras, el concierto de Crocodiles llegaba avalado por un interesante currículum en cuanto a discos y trayectoria. ¡Ojo!, no confundirlos con la banda homónima surgida en las Antípodas a caballo entre los años 70 y 80, de corta aunque intensa carrera. Este combo que ahora nos ocupa, fundado en 2008 por Brandon Welchez y Charles Rowell, luce hechuras de pop indie-noise, muy influenciado por las corrientes post-punk y nuevaoleras de hace dos o tres décadas. En formato de quinteto y llegando avalados como uno de los nombres indispensables para entender el género en el que se alinean y ser considerada una de las bandas más notables de la escena californiana, con trabajos como su aplaudido y descarnado álbum de debut Summer Of Hate, o el más reciente y no menos meritorio Upside Down in Heaven, las expectativas a priori se auguraban excelentes, aunque ¡vaya por Dios!, la actuación en un Cafè del Teatre con media entrada nos dejó –me temo– un tanto decepcionados.

Un concierto de apenas una hora de duración y aparente urgencia por despacharse rápido, que ni acabó haciéndonos el peso en la distancia corta, ni logró tampoco que identificáramos al grupo cuyos discos tanto nos agradaron cuando los descubrimos hace una década. Quiero pensar que por ser, quizás, el primero al que acudíamos tras un largo verano escaso de eventos –este año decidimos no prodigarnos fuera de Lleida haciendo caso omiso a la llamada agobiante de la excesiva oferta de festivales estivales catalanes y españoles–, estaba un poco bajo de batería nuestro biorritmo musical. El caso es que, pese a los esfuerzos del cantante de la banda por enganchar a los asistentes aprovechando su excelente dominio del español con arengas constantes, el mal sonido de la sala –volvemos a las andadas– y la poca química alcanzada por sus interpretaciones un tanto embarulladas de temas propios y algún que otro cover que también cayó, provocaron, al menos para nosotros, que el bolo de estos Cocodrilos, aparentemente inofensivos en lo musical, se nos hiciera más tedioso de la cuenta pese, incluso, a su poco generosa duración

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