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La jornada del sábado del Magnífic Fest 2025, segunda de este evento que desde 2022 se ha consolidado en Lleida como una de las ofertas más importantes a nivel musical, junto con los veteranos Jazz Tardor, MUD e Interfado, destacó por su buen y variado ambiente y por un público intergeneracional masivo, abierto sin ambages a la ecléctica gama de estilos musicales que se dieron cita en el Espai Firetes de la capital de Ponent. Fueron más de diez horas de música repartidas entre el viernes y el sábado que los numerosos asistentes –se habla de más de 22.000 en total– disfrutaron a tope, valorando muy positivamente el atractivo cartel programado, fusionando artistas consolidados con propuestas emergentes mucho más frescas y novedosas. El orden de las actuaciones presentó, antes de que Mikel Erentxun, cabeza de cartel, apareciese en escena, actuaciones del rapero local Valdivia y del cantautor gallego Carlos Ares, cada uno fiel a su respectivo estilo, eso sí, sorprendiendo ambos al público. El primero, por su deriva positiva desde su rap underground primigenio hacia un sonido más actual mezcla de funk, pop y rock, apto para un espectro de público más amplio; y el segundo, con una propuesta con banda eléctrica, más incisiva que su habitual factura intimista con letras y melodías cargadas de emoción y mística. Sin solución de continuidad, el músico y compositor vasco, ex componente de los legendarios Duncan Dhu, esta vez sin la compañía de Diego Vasallo y aunque el gancho del nombre anunciado pudiese indicar otra cosa, tomó al asalto el escenario principal en su condición de plato fuerte del cartel, dispuesto a darlo todo ante la fervorosa muchedumbre que lo saludó efusivamente y acompañó toda la actuación con una entrega digna de elogio. El veterano artista donostiarra desplegó con buena voz y aptitud encomiable una buena selección de su amplio repertorio de casi cuatro décadas de historia, tanto de la etapa en solitario como de su exitosa carrera en el seno de Duncan Dhu. Sonaron hits inolvidables como Un jardín de rosas, Cien gaviotas, Una calle de París y Esos ojos negros, himnos generacionales para gran parte del público presente, que las conocieron en tiempos adolescentes y juveniles, pero que hoy, todavía, siguen removiéndonos a muchos un poco el estómago al volver a escucharlas.

Erentxun, muy bien arropado per su magnífica banda de acompañamiento –algunos de los músicos, rescatados del tiempo de Duncan Dhu– no solo nos hizo recordar el gran talento compositivo y melódico que siempre ha atesorado, sino que demostró con creces, también, su apabullante dominio del escenario, manteniendo a la audiencia cautiva totalmente a lo largo y ancho de la actuación. ¡Conciertón!

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