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Las previas al concierto, ciertamente anómalas, convirtieron en “raruna”, como se suele decir ahora, la actuación del Joana Cebolla Quartet, bautizada como Cerca de las Estrellas y organizada por el Consorci del Turó de la Seu Vella. Hablamos de una información en prensa con datos erróneos, anunciándose el espectáculo en hora equivocada y a la artista local oficiante como Jessica en lugar de Joana y con la información técnica del grupo citando a Ignasi González en el contrabajo y a Roger Gutiérrez en la batería, pero obviando al pianista titular Xavier Monge y apareciendo en su lugar el guitarrista Jul Frayssinet, que trabajó con Joana en su primer álbum Better Go (2021), suponemos, que fruto del habitual copy paste periodístico. Para “redondear” el galimatías, un cambio de última hora, también, de la ubicación de la actuación, pasando ésta del Castillo del Rey / La Suda, al interior de la Seu, y un soniquete de música rumbera que emanaba desde el restaurant la Sibila y que nos acompañó durante todo el show, aunque no enturbiaron, sin embargo, las buenas sensaciones, que nos produjo comprobar el buen estado de forma y excelente momento artístico de la trombonista-cantante. Acompañada, como ya se ha apuntado, por los infalibles y siempre ponderados Ignasi González al contrabajo, Roger Gutiérrez a la batería y Xavi Monge en los teclados, Cebolla cantó y tocó dejando de lado el repertorio de su primer disco y centrándose en una selección nueva de material alternativo compuesto por cortes preferidos de la artista leridana. Desde los primeros compases, quedó patente la compenetración del cuarteto, con la voz cálida y expresiva de Cebolla dialogando con la sonoridad poderosa y flexible de su trombón, en un juego que encontró eco en la solidez rítmica de González y Gutiérrez, siempre atentos a los matices y dando rienda suelta a su contrastada pericia técnica de todos conocida. Por su parte, el gran Xavier Monge, con su habitual maestría, aportó fraseos limpios y elegantes, capaces de tanto sostener la armonía como de desatarse en solos llenos de lirismo y emotividad como cuando él y Cebolla protagonizaron un dúo de gran calidad. A lo largo el recital, el grupo navegó con naturalidad entre hermosos estándares como The More I See You, Top Of My Head, Someday My Prince Will Come, Road Song, Don’t Be On The Outside, What a Little Moonlight Can Do o If I Were A Bell, entre otros, demostrándose la interacción y complicidad entre los cuatro músicos, con miradas cómplices y una escucha constante, convirtiendo cada tema en una conversación abierta, donde la improvisación fluyó con espontaneidad. El público respondió con entusiasmo, reconociendo no solo el buen hacer de cada integrante del combo, sino también la energía colectiva que hizo de la gala musical una experiencia vibrante y evocadora del buen jazz de toda la vida.

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