Escaparate del fado
Mar de Fado, la formación de Monçao, y los lisboetas Fado Inverso protagonizaron con gran seguimiento de público y notable éxito artístico el cartel de la edición número 14 del Festival Internacional de Fado de Catalunya, más conocido por Interfado. Año tras año, de la mano de su directora artística, la cantante Carol Blàvia, y el apoyo incondicional del Orfeó Lleidatà, este evento singular ha logrado consolidar en Ponent y en otras localidades catalanas el gusto por este estilo, el cual, bastante alejado del mainstream musical –esa es la pura verdad–, congrega a unos cuantos seguidores muy devotos y fieles de aquí y de allá. Aderezados por sendas cenas a base de especialidades culinarias y postres portugueses que deleitaron a los presentes en las previas, ambos recitales cubrieron sobradamente las expectativas musicales creadas, pues si una cosa viene caracterizando a todos los Interfado celebrados hasta la fecha, consolidándose entre nosotros como escaparate del fado portugués, ha sido la calidad de la inmensa mayoría de los participantes que han compuesto cada uno de sus elencos. Yendo ya al grano musical, cabe decir que la primera entrega de la presente edición del festival con los Mar de Fado de protagonistas fue magnífica, destacando, por supuesto, la voz cálida y expresiva de Marlene Rodrigues, y el trabajo instrumental soberbio del trío formado por Rui Beirão a la guitarra portuguesa, Alex Marques al bajo y Dario Rocha a la viola, ofreciéndonos juntos un recital fiel a la tradición más honda del género luso por antonomasia. Su interpretación, sobria y emocional, recorrió unos cuantos grandes temas del repertorio clásico, transmitiendo con elegancia esa saudade que define al fado más puro y ancestral. En el feedback con los espectadores, Marlene, empática y amable como de costumbre, logró una conexión insuperable con el ambiente, haciendo las delicias de todos de principio a fin. Los asistentes que llenaron el Espai siguieron con gran respeto las evoluciones del cuarteto, cerrando la sesión con vivas muestras de agradecimiento. Por su parte, los lisboetas Fado Inverso, con la hermosa voz y perfecta dicción de Ana Roque –vieja conocida con esta, su tercera aparición en el Interfado–, y con la guitarra experta, armonías vocales y efectos electrónicos de su inseparable João David Almeida como báculo insustituible, aportaron una visión bastante más renovadora del género. Con arreglos contemporáneos y una tonalidad suave y cristalina, exploraron nuevos paisajes sonoros y fórmulas interpretativas, sin renunciar, por ello, a la esencia natural de esta clase de música y su necesaria emotividad. Su propuesta combinó composiciones propias con versiones reinterpretadas, abriéndose a una sensibilidad atractivamente moderna y, quizás, más apta para todos los públicos.
Como con sus colegas de hacía una semana, la numerosa respuesta del público se significó por su respeto hacia la pareja oficiante, reafirmando, con grandes muestras de aprobación y cariño, su beneplácito por una actuación tan lucida y agradable.
Fado
Cabe decir, para acabar, que ambas propuestas durante este Interfado reflejaron de muy buena manera las dos caras del fado actual. A saber, la tradición refinada de Mar de Fado y la experimentación poética de Fado Inverso, ambas vertientes perfectamente compatibles para confirmar que este fado que tanto nos gusta sigue vivo, vibrante y capaz de emocionar allá donde uno se acerque a escucharlo y a disfrutarlo.