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El fin de semana pasado comenzó la temporada de nieve en Lleida con la apertura de las estaciones de Baqueira y las de esquí de fondo de Lles, Tuixent y Sant Joan de l’Erm, mientras que en el de esta lo harán la práctica totalidad del resto de complejos del Pirineo leridano. Un territorio que, debido a la crónica ausencia de inversiones industriales que creen puestos de trabajo y aporten riqueza a las economías locales, debe confiar en verano en los deportes de aventura, las excursiones y en definitiva en un sinfín de actividades relacionadas con el extraordinario paisaje de la zona y, en invierno, en la variada oferta de esquí existente para que lleguen los empleos y los ingresos que ayuden a mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Lo ratifica un estudio de Acem, la patronal catalana del esquí, que señala que el negocio del esquí supone el 13% del PIB del turismo en las comarcas de Lleida, ya que genera 214,5 millones y crea 1.500 empleos directos. En esta línea, el sector espera que esta temporada sea la mejor de la última década, porque ha empezado antes y acabará más tarde y, por tanto, permitirá ofrecer a la clientela hasta 148 días para practicar el deporte blanco antes de Semana Santa, frente a los 128 del invierno pasado. En este periodo, la previsión de las estaciones es superar los 1,33 millones de forfaits vendidos, la cifra más alta en una década y que se sitúa a los niveles que se alcanzaban antes de la crisis económica. Y para estar acordes con estas expectativas, los complejos de nieve han invertido en su conjunto 8,7 millones, en gran parte para asegurar la fabricación de nieve en las pistas.

Pero no siempre la dicha es completa y en este caso también existe preocupación en el sector del esquí por su futuro, no tanto porque el cambio climático pueda restar precipitaciones de nieve sino porque el número de esquiadores se ha estancado en la última década, y cada vez son menos los jóvenes que se inician en la práctica de este deporte. De ahí que sea de vital importancia insistir en la captación de nuevos aficionados a la nieve en las escuelas y favorecer que las familias acudan a las pistas con sus hijos y así posibilitar el relevo generacional. Una materia prima esencial para que los complejos de nieve, con o sin la ayuda de la Generalitat, puedan seguir siendo rentables para sus dueños y para la población del Pirineo.

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