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Hoy se celebra en Roma el 60 aniversario de los tratados de Roma que dieron origen primero a la Comunidad Económica Europea y después a la actual Unión Europea, considerados el embrión de lo que tendría que convertirse paulatinamente en la unificación política y económica del viejo continente, y los fastos llegan en el peor momento del proceso sin que se adviertan voces regeneradoras que recuperen el impulso de los promotores de los tratados. Llegan las celebraciones tres días después del atentado de Londres en un clima de inseguridad y temor a nuevos ataques que han convertido la capital italiana en una ciudad sitiada, pero con ser esto importante, no es el mayor de los problemas de los dirigentes reunidos, que tendrán que dar respuestas a la creciente ola de euroescépticos y de formaciones abiertamente partidarias de abandonar la Unión Europea. De momento, solo lo ha decidido Gran Bretaña con un Brexit que todavía no se ha concretado y mucho menos resuelto, pero en Holanda los eurófobos se han consolidado como segunda fuerza, en Francia la candidata favorita en las encuestas es partidaria de abandonar la Unión, en Italia el grupo mejor colocado ante las elecciones del año que viene, Movimiento 5 Estrellas, también es abiertamente crítico con los postulados de Bruselas, en Austria o Dinamarca los euroescépticos ganan posiciones y los países del Este, con Polonia y Hungría a la cabeza, nunca han destacado por su conciencia europea. ¿Por qué crecen los euroescépticos en todo el continente? Se pueden barajar muchas causas, pero fundamentalmente el distanciamiento entre Bruselas y los ciudadanos ha ido aumentando, Europa ha sido incapaz de afrontar problemas como la crisis económica o la gestión de los refugiados, no se han creado mecanismos de solidaridad, la unión monetaria no se ha visto acompañada de armonizaciones fiscales o económicas, no se ha avanzado en la unión política, se ha creado una casta burocratizada y elitista en Bruselas que vive al margen de los problemas reales de los europeos, no se han superado las diferencias entre el Norte y el Sur y la retahíla se podría hacer larguísima incluyendo la actual falta de liderazgo y los palos en las ruedas que van colocando Putin o ahora Trump, recelosos ante una Europa fuerte. Pero el futuro pasa por una Europa unida y fuerte y de la cumbre de Roma deberían salir un nuevo espíritu y las bases de esta recuperación.

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