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EDITORIAL

Horta de Sant Joan, diez años después

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Ramon Espinet, Jaume Arpa, Pau Costa, Jordi Moré y David Duaigües, todos ellos miembros del Grupo de Actuaciones Forestales (Graf) de Lleida, murieron el 21 de julio de 2009 en el infierno en el que se convirtió el incendio de Horta de Sant Joan, en la Terra Alta, en el que estaban trabajando. Solo sobrevivió Josep Pallàs, de La Pobla de Segur, que sufrió graves quemaduras. “Valientes” y “excelentes profesionales”, así los recordó ayer el president Quim Torra. Diez años después de la tragedia tocaba homenaje. El paisaje, muy recuperado, se vistió con centenares de flores, que llevaron familiares y compañeros del cuerpo al mirador en el que son recordados los bomberos de Lleida. Un día para la emoción, pero también para la reivindicación. Pallàs puso el dedo en la llaga aprovechando la presencia de autoridades y pidió que las políticas en materias tan sensibles como la extinción de incendios no pueden tener como horizonte una legislatura, sino que se debe pensar a cuarenta años vista. También pidió a sus compañeros del cuerpo que “no hagan de bomberos”, sino que “sean bomberos”, un matiz para la reflexión. Asimismo recordó a la sociedad el papel activo que todos debemos tener en la prevención de fuegos. Mientras, los dos pirómanos confesos, que provocaron este dramático incendio que se declaró el 20 de julio de 2009, Lorenzo Forner y Juan Antonio Paz, no se sentarán en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Tarragona hasta como mínimo el año que viene, una dilación que les puede suponer un ahorro de hasta 14 años de cárcel. Sin duda, de aquella tragedia se han aprendido lecciones. Las muertes de Ramon, Jaume, Pau, Jordi y David no fueron en vano. Los bomberos ahora saben que no lo pueden salvar todo cuando se declara un gran fuego. La prioridad es minimizar los daños y los riesgos. También se aprendió que el máximo responsable del operativo, el llamado Delta Cero, no puede cargar con todo el peso de las decisiones, sino que las responsabilidades han de estar más compartidas, por lo que ahora se actúa con una estrategia más planificada. El cambio climático favorecerá los grandes incendios forestales en el futuro, según coinciden en destacar los expertos. Es imprescindible dotar de recursos y de autonomía al cuerpo de Bomberos, para que nunca más se vuelvan a tener que lamentar cinco muertes y un herido muy grave. Los árboles vuelven a crecer. Las vidas humanas, no.

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