INFRAESTRUCTURAS
Abierta la autovía que ubica a Lleida en el nuevo eje Mediterráneo-Cantábrico
La A-22 cruza un dinámico corredor donde las rentas han crecido 6.000 € en 10 años

La A-22 reduce de 133 a 106 kilómetros la distancia entre la variante de Lleida y la ronda de Huesca. - PAU PASCUAL PRAT
La autovía A-22, que enlaza Huesca y Lleida y que inserta a Ponent en el eje viario de alta capacidad y gratuito que emerge como alternativa al de peaje entre Zragoza y Bilbao, es totalmente transitable desde media tarde de ayer. El ministro de Transportes, Óscar Puente, inauguró ayer el último tramo pendiente de la infraestructura.
“La A-22 va a formar parte de un corredor muy importante en el desarrollo de todo el norte, y es una alternativa al corredor del valle del Ebro”, explicó Víctor Morlán, exsecretario de Estado de Infraestructuras en los gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero e impulsor de esa autovía, que desde ayer por la tarde enlaza Lleida y Huesca.
“Este corredor es la gran alternativa al valle del Ebro” para “facilitar que el sector agroalimentario mueva su producción y para acercar el turismo”, anotó el ministro de Transportes, Óscar Puente, que presidió la inauguración del último tramo, los 12,7 kilómetros que van del enlace de Siétamo a la capital oscense, veinte años después de que, en 2005, comenzaran las obras de una variante de la N-240 en Monzón destinada a integrarse en esa autovía.
La A-22, que enlaza con la A-2 y la AP-2 en Lleida y con la A-21 en Huesca, encaja a Ponent en ese nuevo eje entre el Mediterráneo y el Cantábrico que se sitúa como vía de alta capacidad gratuita y alternativa para el itinerario de la AP-68, de Zaragoza a Bilbao, que se encuentra entre las diez más caras del país con un peaje de 13 céntimos por kilómetro.
El eje, que arranca con la AP-2 y la AP-7 en Taragona y Barcelona, sigue con la A-22 de Lleida a Huesca y continúa con la A-21 por Jaca y Pamplona y llega a la cornisa por la A-15, no está, en cualquier caso, completo: los tramos de Lanave y Sabiñánigo en Huesca están en obras, la variante de Jaca se licita este año y el proyecto de Tiermas a Fago está en redacción.
La A-22, cuya entrada en servicio va a “reducir tiempo de trayecto, costes y emisiones contaminantes”, destacó Puente, estructura un corredor cuyo dinamismo económico se ve claramente reflejado en la evolución de las rentas y del tráfico.
Las primeras, según los datos del IRPF por municipios que ayer mismo difundió la Agencia Tributaria, han crecído en diez años (entre 2013 y 2023) entre 5.000 y 10.000 euros brutos en las principales poblaciones del corredor, con los extremos de la horquilla en Alpicat (+10.129 €) y Huesca (+5.699 €) y registros del entorno de los 6.000 en Lleida, Almacelles, Binéfar, Monzón y Barbastro. (Ver pag 16)
En esa misma década, la intensidad del tráfico de la autovía ha registrado incrementos de en torno a 2.000 vehículos diarios, buena parte de ellos pesados, por el desarrollo del sector porcino y el forrajero y en vísperas de un nuevo salto basado en la industria y la logística. Alcanza los 16.631 en Alpicat, los 10.906 entre Almacelles y Binéfar y los 14.143 de allí a Monzón.
Un coste de cuatro millones por kilómetro
Las obras de la autovía A-22 han tenido finalmente un coste acumulado, con revisiones de costes, intereses y condenas encarecedoras, de 423 millones de euros, lo que supone una media de prácticamente cuatro por kilómetro.
Apenas un centenar de km entre las dos capitales
La autovía A-22 tiene una longitud de 106 kilómetros entre la variante norte de la A-2 en Lleida y el enlace con la A-21 en Huesca, lo que supone una reducción de casi treinta km frente al trazado de la N-240.
Los radares migran de la N-240 a la nueva ruta
La apertura de la autovía ha conllevado el traslado a esta de los radares de control de velocidad de la N-240. Se concentran en el tramo final.