SEGRE

EDITORIAL

Los jóvenes merecen apoyo, no criminalización

Creado:

Actualizado:

El principal problema del coronavirus es la mortandad que ha causado entre las personas de más de 80 años, siendo la edad el factor fundamental de riesgo de no poder superar el contagio. Los hospitales en marzo de 2020 no tenían ni respiradores suficientes para intentar salvarles la vida y muchos ni llegaron a ser tratadas por la imposibilidad del sistema sanitario de absorber tal volumen de infectados en estas franjas de mayor edad.

Los casos más dramáticos se vivieron en las residencias, cuyos internos morían en sus habitaciones sin más asistencia que la paliativa. Pasados 16 meses desde el inicio de la crisis sanitaria más grave de nuestra vida, nos encontramos en una situación de mejora generalizada, sobre y ante todo por la alta inmunidad de la tercera edad.

Pero que los años sean el factor predominante para morir de la Covid en ningún caso se puede afirmar que sea el único, y la prueba la tenemos en que, a medida que los ancianos están vacunados, va bajando la edad de las personas ingresadas en la UCI, al igual que las defunciones, que todavía se producen a día de hoy. Estos datos nos tienen que hacer reflexionar sobre que la pandemia no ha pasado todavía.

De hecho, de todos los índices que hemos ido explicando durante este año, solo la velocidad de propagación es relativamente tranquilizadora. El resto (rebrote, incidencia acumulada y tanto por ciento de positividad en las pruebas llevadas a cabo) son mejores que hace un mes, pero bajo ningún concepto se puede concluir que son excepcionalmente buenas.

De ahí que tanto la comunidad científica como la política insisten en que, pese a la necesaria relajación de las medidas y el fin del estado de alarma, no podemos ni debemos bajar la guardia. Las concentraciones de jóvenes la noche del sábado y en menor medida del domingo son lógicas tras tantos meses encerrados en casa en los mejores años de su vida y en los que es más necesaria que nunca la sociabilización.

Estos chicos y chicas han tenido que estudiar online, hablar y divertirse a distancia, y soportar un encierro obligatorio en aras del bien común, puesto que ellos tenían muy pocas posibilidades de infectarse gravemente. Por tanto, no corresponde criminalizarlos sino alabar su espíritu de sacrificio, y lo único que hay que pedirles es un último esfuerzo para que pronto podamos pasar página.

Porque tan cierto es que sus abuelos ya están protegidos como que muchos de sus padres no, dado que ahora la vacunación se está iniciando en la franja de 50 a 60 años y buena parte de sus progenitores están en esta edad y en la de 40 a 50, que se acometerá en junio. Además, el sector de la hostelería y el turismo, los más perjudicados económicamente por la crisis sanitaria, no soportarían otro cierre por eventuales repuntes provocados por estas aglomeraciones.

Falta poco para salir de la pesadilla, no lo estropeemos ahora por correr demasiado. .

tracking