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El Ejército ruso irrumpió ayer en Jersón, en el mar Negro, y continúa el duro asedio a Mariupol, en el Donbás. Ya hay más de 874.000 refugiados y al menos 2.000 civiles han muerto en la invasión, según el Servicio Ucraniano de Emergencias. Mientras la guerra se recrudece, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, dio un giro en su intención de no facilitar armamento de forma directa a Ucrania y anunció en el Congreso que sí enviará material militar ofensivo a este país.

La noticia, aplaudida por la mayoría de la Cámara, provocó una brecha en el gobierno de PSOE-Podemos y entre los propios podemitas, porque mientras la vicepresidenta Yolanda Díaz aseguraba que Sánchez cuenta con todo su apoyo, Ione Belarra, ministra y secretaria general del partido fundado por Pablo Iglesias, y también Pablo Echenique, criticaban la medida asegurando que “el envío de armas nos parece un error, no es una medida eficaz. No a la guerra sin matices y sin peros”. Algo parecido ocurría en ERC, porque mientras los representantes de este partido, al igual que los de Junts, se ponían al lado de la gran mayoría de países europeos en su intención de ayudar militarmente a la resistencia ucraniana, Gabriel Rufián, desde el Congreso, le ponía peros.

Todos los ciudadanos de buena voluntad y democráticos estamos en contra de las guerras porque solo causan dolor, destrucción y odio y porque siempre son los ciudadanos de a pie quienes pagan las consecuencias. Y esto vale por Irak, Afganistán, Oriente Próximo y los mil y un conflictos que siguen abiertos a día de hoy en el mundo. Pero es evidente que los tiranos existen y que la comunidad internacional tiene la obligación de ayudar a todos los países que son invadidos sin otra excusa que la geopolítica y geoestrategia mundial.

Y cada circunstancia debe tener una respuesta adecuada y acierta el Gobierno español en ponerse al lado de las principales naciones de Europa y democracias occidentales porque la tiranía de Putin, sus afanes imperialistas y su desprecio a la vida humana, tanto la de los ucranianos como la de los propios rusos, no puede quedar impune.

Solidaridad leridana

Y entre tanto dolor y dramas personales y económicos que nos llegan de Ucrania, cabe destacar, una vez más, la solidaridad demostrada en estos siete días de guerra por los ciudadanos de Lleida, que desde Guissona, que tiene la comunidad más numerosa de Ponent, hasta decenas de pueblos y la propia capital, se han movilizado con toda celeridad para dotar de ayuda humanitaria, desde comida a mantas o material sanitario, a este país, que persiste en su voluntad de defender heroicamente sus casas, su nación, su cultura y su voluntad de ser.

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