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Siguiendo un calendario que se asemeja en demasía al escolar, la clase política ha estrenado esta semana un nuevo curso en el que los alumnos que la conforman sería necesario que mejorasen, y mucho. Por un lado la Generalitat celebró ayer el primer Consell Executiu de después de las vacaciones, mientras que el Consejo de Ministros también se reunió. Ambos ejecutivos tenían temas pendientes, como presupuestos, problemas de falta de vivienda, incendios, acogida de menores migrantes... pero una de las asignaturas que parece que cuesta más de aprobar, ya sea por parte de los dirigentes que detentan poder como de buena parte de los partidos en la oposición, es ser conscientes de que ocupan sus respectivos cargos para servir a la sociedad, y no para alimentar su ego y cargarse la acción –o inacción– del contrincante. El ciudadano de a pie ha llegado a un punto de hartazgo ante el lamentable espectáculo que protagonizan representantes de la clase política (algunos, si fuera una asignatura, obtendrían un cum laude en el examen) que literalmente “pasan” de estar al día de la actualidad en este ámbito. Y esta desafección pasará factura más pronto que tarde. Porque no nos podemos engañar: el auge que viven los populismos y extremismos, ya no solo en España, sino que en todos los continentes, se debe en gran parte a la desafección y desencanto del votante que ve cómo los que podríamos denominar “partidos clásicos” se preocupan más de tirarse los trastos a la cabeza que no de trabajar para buscar el bienestar colectivo. Es necesario por ello una especie de “reset” y de resintonizar con la ciudadanía. Bajar el tono y saber reconocer aciertos del oponente y fallos propios sería básico para recobrar la confianza, pero mucho nos tememos que este deseo se quedará simplemente en eso... por desgracia para todos. Pero empieza el curso y todos tienen tiempo para intentar mejorar.

Enseñanza del catalán

Solo una de cada de tres personas habla el catalán como lengua habitual, según la última encuesta de usos del departamento de Política Lingüística que se publica cada 5 años y que se presentó en febrero. Eran datos preocupantes porque supone un retroceso de 3,5 puntos respecto al estudio anterior, de 2018. Por ello, es una gran noticia que el Consorci per a la Normalització Lingüística abra la inscripción para 1.700 cursos para la enseñanza de la lengua con 40.000 plazas en toda Catalunya. El objetivo es facilitar el acceso a esta formación, a la vez que intentar poner fin a las listas de espera habituales en años anteriores. El Pacte Nacional per la Llengua, un acuerdo alcanzado en mayo para impulsar el uso social del catalán promovido por el Govern junto con ERC y los Comuns, también debe empezar a dar frutos en el mismo sentido.

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