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El alquiler necesita topes, pero también estímulos

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La dificultad de acceso a la vivienda es uno de los principales problemas de los ciudadanos. La compra de pisos con hipotecas financiadas al 100% se acabó a raíz de la crisis inmobiliaria de 2008. Entonces, el alquiler era una opción muy secundaria que con el paso del tiempo fue ganando peso en el mercado, precisamente porque muchas personas no tienen la capacidad de contar con el montante de la entrada necesario para adquirir un piso, que suele rondar el 20% de su precio. Este hecho hizo que la oferta de viviendas en arrendamiento también creciera, porque muchos propietarios vieron que era una buena vía de negocio. No obstante, la demanda aumentó más, lo que provocó que el importe de los alquileres se disparara hasta llegar a niveles inasumibles para buena parte de los interesados, especialmente los jóvenes. Ante esta situación, la Generalitat, que es la administración que tiene las competencias en esta materia, reaccionó aplicando topes máximos en los municipios declarados como zona de mercado residencial tensionado, entre los que figuran Lleida ciudad y una veintena de localidades de Ponent, entre ellas la mayoría de capitales comarcales. Es cierto que en el último año esta medida ha conseguido parar el incremento de precios, pero con la contrapartida de que dueños de pisos han optado por sacarlos del mercado, estrangulando todavía más el acceso a la vivienda. Los datos del Observatorio del Alquiler sobre la demarcación de Lleida constatan que la oferta ha caído un 35% en seis años y esta tendencia a la baja se mantiene. Teniendo en cuenta que las decenas de miles de viviendas de promoción pública anunciadas por la Generalitat tardarán tiempo en ser una realidad –si es que finalmente logra materializarlas– hay que buscar alternativas. Quizás sería bueno adoptar estrategias que vayan más allá de la simple limitación de precios, combinándola con más estímulos fiscales o de otro tipo a los propietarios que apuesten por el arrendamiento, siempre que no se trate de grandes tenedores.

El reto de la avispa asiática

La presencia de la avispa asiática en las comarcas de Lleida va a más y constituye un riesgo, porque esta especie invasora es una gran depredadora de abejas y de polinizadores silvestres, con los consiguientes efectos negativos sobre la apicultura y varios cultivos. Llama la atención que un agricultor de L’Albagés encontrara un nido, se dirigiera al ayuntamiento, Agentes Rurales, Agricultura y Bomberos para que lo retiraran y la respuesta fue que acudiera a una empresa privada. La avispa velutina es una amenaza global para el medio ambiente y la agricultura, por lo que debe ser la administración la que lidere la estrategia a seguir.

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