Alerta con el psicólogo virtual
El 45 por ciento de los jóvenes españoles, o lo que es lo mismo, prácticamente uno de cada dos, utiliza la Inteligencia Artificial (IA) como psicólogo de forma habitual. Esto significa que, cuando tienen algún tipo de problema social, de valoración o de comportamiento, preguntan a un chatbot como el famoso ChatGPT qué les está ocurriendo y qué deben hacer para solventarlo. Esta manera de actuar puede parecer un divertimento pero entraña riesgos más que considerables. En el congreso celebrado la pasada semana en Lleida sobre los retos de la Inteligencia Artificial, organizado por la delegación territorial del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya, los expertos participantes coincidieron en señalar que “no se puede dejar en manos de una máquina algo tan importante como es la salud mental”. Uno de ellos, Jordi Ascensi, miembro del Bureau del Comité de Inteligencia Artificial del Consejo de Europa, fue muy claro al explicar los riesgos que comporta este nuevo sistema de interacción que se ha instalado con una rapidez inusitada en nuestras vidas y no solo en la de los jóvenes.
En este sentido, cabe recordar que precisamente ayer se cumplían los tres años de la implantación del ChatGPT. “Es muy preocupante”, remarcó, ya que “la IA te dará siempre la razón y te dirá que entiende cómo te sientes a pesar de que no puede porque no es una persona, solo utiliza estadísticas y probabilidades con un lenguaje equívoco y engañoso”. Ante esta situación y la vertiginosa velocidad con que se está implementando, es de gran urgencia, como dijo el mismo especialista, avanzar en la legislación y regulación de este tipo de aplicaciones, ya sea a nivel estatal o europeo, para evitar que suplan a los profesionales. Además es necesario tener en cuenta que se nutren con las informaciones que los usuarios van aportando, con lo que cada vez saben más de quienes se sirven de ellas y, por lo tanto, es más fácil que les seduzcan con una falsa sensación de seguridad.
El románico, de aniversario
La Vall de Boí y sus nueve iglesias románicas están de celebración ya que ayer se cumplían 25 años de su reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco. La efeméride ha servido para hacer balance de este cuarto de siglo y lo que queda claro es que la declaración ha comportado la llegada de un gran número de visitantes (más de 3,2 millones) con el impacto económico que ello comporta, la restauración de algunos de los templos (incluso con la implantación de nuevas tecnologías) y la desestacionalización del turismo. Por ello es necesario felicitar a todos los que lo han hecho posible.