Whitaker (re)conquista 'Harlem'

Ambientada a principios de los años 60 y basada en hechos reales, además de ser la precuela televisiva de la película American Gangster (2007), El padrino de Harlem (2019) narra el ascenso del gánster conocido como Bumpy Johnson (Forest Whitaker), quien tras haber pasado 10 años regresa al barrio neoyorkino que antaño estuvo bajo su control y que ahora se encuentra en un lamentable estado de pobreza y miseria. Para alegría de los admiradores de Marlon Brando en El Padrino (1972), esta serie hace honor a su título –escogido a conciencia–, y la interpretación de Whitaker hará rememorar al espectador aquel impulso de ira contenida bajo una apariencia apacible tan característica de Vito Corleone. Sin embargo, en esta ocasión, los mafiosos italianos son presentados más bien como un atajo de patanes sin escrúpulos –salvo honrosas excepciones como son las interpretaciones de Vincent D’Onofrio (Vincent Chin Gigante), Paul Sorvino (Frank Costello) y Chazz Palminteri (Joe Bonnano)–, y cambiamos radicalmente de escenario para sumergirnos de lleno en la política negra de la época, siendo este uno de los puntos fuertes de la trama.

La aparición de personajes como Malcolm X (Nigél Thatch, Jason Alan Carvell) y el congresista Adam Clayton Powell Jr. (Giancarlo Esposito) confrontan de forma recurrente los dos enfoques que se presentan ante Bumpy para el cambio, situando al idealismo frente al pragmatismo respectivamente. Siendo este debate uno de los ejes principales en los que gira la historia, no debería sorprender que se sumen a la escena otras figuras históricas como un joven Cassius Clay (Deric Augustine) abrazando las tesis revolucionarias de Malcolm X.

Y es que no nos encontramos ante la típica serie de bandas de mafiosos que se pasan el día disparándose los unos contra los otros, sino que también se ha dejado un espacio muy de agradecer para la reflexión y la introspección, salpicado por el humor macabro y las escenas en las que trata de endulzarse una amarga realidad. La tercera temporada, estrenada el pasado 9 de febrero, no solo mantiene la calidad de sus dos antecesoras, intercalando con maestría el clásico espectáculo de los tiroteos y “accidentes” del género de gánsteres con la profundidad de los diálogos, sino que además consolida la interpretación de Whitaker en un papel repleto de contradicciones y batallas internas que se dirige irremisiblemente hacia un trágico final.