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Hasta 50 litros en el llano en la primera tormenta en 6 semanas

Las tormentas estuvieron acompañadas por un abundante aparato eléctrico.

Las tormentas estuvieron acompañadas por un abundante aparato eléctrico.EDGAR ALDANA

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El llano de Lleida ha registrado lluvias que han superado los 50 litros por metro cuadrado en algunos puntos después de mes y medio sin precipitaciones y de alerta en el campo por la sequía, cuyos efectos se habían agravado con las dos últimas olas de calor. Las precipitaciones más importantes en la noche y madrugada del lunes al martes se registraron en Gimenells, donde cayeron un total de 54,3 L/m2 según los datos del Servei Meteorològic de Catalunya. En Lleida ciudad, alcanzaron los 18,1 L/m2, una cantidad de lluvia que no se veía en la capital de Ponent desde el pasado 24 de mayo. Para dar una idea de lo inusual de este volumen de agua, hay que tener en cuenta que la lluvia que suele caer durante el mes de julio en la provincia es de unos 15L/m2. “Este tipo de copiosas tormentas suelen producirse por las altas temperaturas, que son las que provocan que el agua se evapore de forma mucho más rápida y en mayor cantidad”, explicó el meteorólogo Oleguer Vilella que indicó que es difícil predecir “dónde y cuándo van a descargar estas tormentas” por el movimiento de las nubes. Con respecto al calor y a las altas temperaturas que se están registrando, el meteorólogo apuntó que seguirán manteniéndose durante el verano. “Todos los indicadores auguran que será un verano muy caluroso y muy seco”. Y es que según la agencia estatal de Meteorologia (Aemet) el pasado mes de junio fue el tercero más seco del siglo XXI, donde se llegaron a registrar temperaturas de récord como las de Alcarràs con 44ºC o 42ºC en Lleida durante la ola de calor.

Beneficio para el campo, en especial para el olivar de secano Los agricultores de diferentes sectores coincidieron ayer en calificar de muy beneficiosas las lluvias caídas en Lleida en las últimas horas, especialmente los productores de aceitunas en fincas de secano, que se encontraban al límite después de semanas sin precipitaciones. En principio, las organizaciones agrarias descartaron desventajas por las precipitaciones, sin encharcamiento de fincas incluso en la zona de Gimenells, donde se registraron las lluvias más copiosas. Tan solo en fincas de frutales donde estaban en plena recolección tuvieron que retrasar la entrada en los campos unas horas para el inicio de los trabajos al encontrarse húmeda la tierra. Los fruticultores coincidían en que ayer podían ahorrar en energía y agua al no necesitar regar. En el caso de los cereales, solo se barajaban problemas muy puntuales en algunas labores de siembra de maíz de segunda cosecha.

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