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Estos son los alimentos que nunca debes guardar juntos

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AlimentosEuropa Press

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Seguramente te ha pasado que algunos alimentos se deterioran antes que otros. ¿Por qué sucede? Una de las razones se debe a que hay algunos alimentos que no deben compartir el mismo sitio en la despensa o en la nevera.

Lo más importante de todo es la seguridad alimentaria. Según informa la experta Gemma del Caño en La Vanguardia, "desde este punto de vista, lo importante es evitar la contaminación cruzada directa, es decir, que un alimento contaminado toque otro que antes no lo estaba”. En otras palabras, si una pieza que contiene algún microorganismo nocivo que puede transmitirnos alguna enfermedad la colocamos junto a otra sana, la segunda puede contaminarse.

¿Cómo podemos reducir riesgos al máximo? “Es imprescindible el correcto envasado de los alimentos, separar por zonas los crudos de los cocinados”. Por ejemplo, no debemos colocar un plato cocinado encima de un bistec crudo, ya que puede que chorree en su interior. Y lo mismo ocurre con el pescado crudo. “Los alimentos cocinados se deben atemperar y guardar en un recipiente hermético saludable en una zona preestablecida en la parte alta del frigorífico”, apunta la experta. 

Otro problema que tenemos que evitar es el contacto aromático. Hemos de saber que todo lo que lleve almidones o azúcares se impregnará de los aromas que lo rodeen. Por ejemplo, si colocamos huevos al lado de un queso rocafort, es muy fácil que acaben sabiendo a roquefort. Para evitar contacto aromático la mejor solución “es guardar en un recipiente adecuado aquellos alimentos que tengan más fuerza aromática, como los quesos, los embutidos o los puerros. Y preservar los huevos en su caja”. 

Por último, hay alimentos, como la fruta, que estropean a otros. El responsable es el etileno, un compuesto volátil que inicia y acelera el proceso de maduración de la fruta. Mientras que unas son altas productoras de ese gas, otras son muy sensibles a sus efectos. Las frutas como las manzanas, los plátanos, las sandías y los kiwis, tras ser recolectadas siguen produciendo etileno y por tanto madurando. En cambio, la cereza, la mandarina o la uva, solo maduran en la planta. Una vez han sido recolectadas, dejan de hacerlo. Por lo tanto, si colocamos una manzana muy madura en un cesto en el que hay otras frutas sensibles a este gas -incluidas también las propias manzanas-, el etileno actuará y se estropearán antes de tiempo. 

Con las verduras pasa lo mismo. Muchos vegetales son sensibles al etileno, aunque el tomate, la cebolla y el pimiento son conocidos productores. La duración del brócoli, la calabaza, los espárragos y la lechuga -a la que le aparecen manchas- puede disminuir bastante por contacto con ese gas. Y la zanahoria hasta puede adquirir un sabor amargo. Para evitar este efecto tanto en frutas como en verduras, la mejor manera de conservarlas es guardarlas por separado y desechar cuanto antes las que se han podrido.

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