El Gobierno premia a L’Olivera por su labor de inserción laboral

“Un pequeño motor socioeconómico en un entorno que afronta diferentes retos demográficos y laborales”. Así describen fuentes del ministerio de Derechos Sociales que dirige Pablo Bustinduy el impacto social de la cooperativa L’Olivera de Vallbona de les Monges, que ha quedado en segundo lugar en la categoría de “iniciativas dirigidas a garantizar un medio rural con iguales derechos y oportunidades” de la segunda convocatoria de los Premios Activistas para el Futuro.

Los premios, creados para el reconocer actuaciones y buenas prácticas para la aplicación de la Agenda 2030, han reconocido a iniciativas sociales y laborales de la entidad y proyección de gallego Re-mar (primero en la misma categoría que L’Olivera), Cerai o la Fundació Deixalles.

L’Olivera, fundada hace 50 años, competía con la iniciativa Tossudes i dempeus, que más que un proyecto concreto supone un resumen del espíritu de la entidad. “Elaboramos vino y aceite como productos de calidad y con una mirada inclusiva que se traduce en los proyectos de acompañamiento”, explican fuentes de la entidad, que destacan la “perspectiva innovadora” de esos planteamientos en el ámbito sociolaboral: “los procesos productivos cada vez más industrializados están dejando a mucha gente en los márgenes, y en L’Olivera entendemos los márgenes como áreas de integración y de oportunidad. Todos tenemos algo que aportar”.

Actualmente hay unos 90 trabajadores vinculados laboralmente a la entidad, a los que se añaden otros 25 bajo fórmulas de trabajo protegido. Hay, además, otras 40 personas en diferentes servicios que siguen proyectos de acompañamiento. “Intentamos trabajar con la perspectiva de que todos tenemos algo que aportar y con arraigo en el territorio”, señalan las mismas fuentes.

L’Olivera dispone de instalaciones en Vallbona de Les Monges, donde el perfil de los trabajadores que acceden a los itinerarios de formación e inserción es más bien adulto y centrado en personas con discapacidad intelectual, y en Can Calopa (Barcelona), donde la edad límite para acceder es de 35 años. Allí se elabora el único vino de Barcelona ciudad.

La candidatura de L’Olivera fue presentada por la Federació Allem, que agrupa a 18 entidadees sociales de Lleida que desarrollan proyectos de integración de personas con discapacidad.