EN COLABORACIÓN CON PATRONAT DE TURISME DE LA DIPUTACIÓ DE TARRAGONA
Las Terres de l’Ebre, una joya natural para descubrir en familia
Cataluña esconde rincones preciosos para visitar ya sea en familia, en pareja o con amigos. Déjate llevar por la belleza de Las Terres de l’Ebre

El río Ebro y sus paisajes marcan el carácter del territorio y sus gentes.
Las Terres de l’Ebre son un destino imprescindible para los amantes de la naturaleza y el turismo activo. Las cuatro comarcas del sur de Catalunya, declaradas por la UNESCO Reserva de la Biosfera desde hace más de diez años, lo tienen todo para desconectar de la rutina y reconectar con uno mismo, con una gran diversidad de paisajes por descubrir y multitud de propuestas para disfrutar, ya sea en pareja, con la familia o amigos.
Con el gran río Ebro que le da nombre y lo atraviesa hasta llegar al Mediterráneo, el territorio cuenta con activos naturales de primer orden, empezando por dos importantes zonas protegidas, muy distintas entre sí, a pocos kilómetros de distancia: El Parc Natural dels Ports y el Parc Natural del Delta del Ebro. Un río, unos paisajes y una naturaleza que marcan el carácter del territorio y sus gentes, que a lo largo de los siglos han sabido mantener una identidad única, aprovechando al máximo sus recursos naturales.
Desde las montañas, barrancos y vías verdes hasta las calas o inmensas playas de arena, desde los olivares monumentales y los viñedos a los campos de arroz, se puede disfrutar de la variedad del territorio de forma activa: practicando senderismo, kayak, ciclismo, deportes náuticos o birdwatching (observación de aves). Un entorno privilegiado indisociable de un legado histórico y patrimonial también único, con pueblos y ciudades llenos de historia y tradiciones, y una cada vez más reconocida gastronomía, que basa su éxito en productos kilómetro cero de primerísima calidad.
Descubriendo el Delta de l'Ebre
Uno de los entornos más icónicos es el Delta de l’Ebre. La producción de arroz, que arrancó a finales del siglo XIX con la construcción de los canales de regadío, marca toda el área de la desembocadura del Ebro y constituye a su vez uno de los mayores y más importantes humedales del Mediterráneo occidental, con una gran biodiversidad.

El humedal del Delta de l'Ebre es un lugar idílico.
Un espacio idílico donde contemplar las aves en grandes lagunas litorales como L’Encanyissada, la Tancada o la Bassa de les Olles, con miradores especialmente habilitados; practicar deportes náuticos en aguas tranquilas o degustar mejillones y ostras en las mismas bateas donde se producen en las bahías de los Alfacs y El Fangar.
Los pueblos de la zona recuerdan, con las fiestas tradicionales de la plantada o la siega, en junio y septiembre, los trabajos que realizaban sus antepasados antes de la llegada de las máquinas al campo.
Cuando se visita el Delta, es obligado conocer también sus tradiciones, desde los cantadores de jota improvisada a las artes de pesca tradicionales como el rall, o navegar con barcas de perchar (al estilo de los gondoleros). Y como colofón, hay que degustar un buen arroz.

La Via Verda de la Val de Zafrán discurre por una antigua línea ferroviaria.
A solo unos kilómetros, la imponente cima del Mont Caro (1.440 m) preside la sierra de los Ports, donde practicar la escalada o el barranquismo y dejarse llevar por senderos y vías verdes, con recorridos para todos los niveles de dificultad, desde paseos en familia a exigentes travesías como Estels del Sud, que atraviesa todo el macizo.
La Via Verda de la Val de Zafán permite recorrer las comarcas del Baix Ebre y la Terra Alta siguiendo una antigua línea férrea en desuso, entre montañas, pequeños ríos y túneles, que próximamente se verá ampliada hasta llegar al mar, por la comarca del Montsià, uniendo de esta forma los dos parques naturales.
Playas, pueblos con encanto y gastronomía local
El litoral es otra de las joyas de las Terres de l’Ebre, con una gran diversidad de playas y zonas de interés, desde las infinitas playas de arena del Delta hasta las pequeñas calas rocosas, así como pueblos marineros con esencia y mucho encanto, como Les Cases d’Alcanar, L’Ametlla de Mar, La Ràpita o L’Ampolla, donde además de disfrutar de la playa es obligado degustar los platos de la cocina local.
Y es que la gastronomía es otro de los sellos del territorio, con productos de la tierra como el aceite de oliva, los cítricos, los vinos con DO Terra Alta, la miel o las cerezas; y del mar: ostras, mejillones, langostinos, atún y todo tipo de pescado fresco: de la barca a la mesa. Todos ellos presentados en platos tradicionales, pero también de vanguardia, con restaurantes con estrella Michelin como punta de lanza: Villa Retiro en la población de Xerta; Les Moles y L’Antic Molí en Ulldecona o el Citrus del Tancat en Alcanar.

Una pequeña cala rocosa en Alcanar.
Además de probarlos, también se puede descubrir cómo se producen estos alimentos de calidad: hay una creciente oferta de actividades de enoturismo, con visitas y actividades en las bodegas de la Terra Alta, y de oleoturismo, en zonas como la de los olivos milenarios del Montsià.
Y todo ello regado por el gran río que da nombre al conjunto del territorio y a toda la Península Ibérica. Desde el embalse de Flix hasta la desembocadura en Deltebre, el Ebro da vida y carácter a estas tierras. Por él se puede navegar, observar la naturaleza y hacer turismo, desde rutas en kayak hasta recorridos por los diferentes tramos con barcas tradicionales (llaüts) en Tortosa, Benifallet o Ascó; o en modernos barcos eléctricos, como el recién estrenado La Perla, en Amposta.
Unos recorridos en los que también se hace hincapié en la historia de estas tierras y su inmenso patrimonio, que deja constancia de la vida en la zona desde hace miles de años. Un legado que continúa y que se enriquece cada día con una actividad cultural efervescente, agrupada en buena medida en la marca Festivals de les Terres de l’Ebre.
Y es que, desde la montaña hasta el mar, las Terres de l’Ebre muestran una esencia y un carácter únicos que vale la pena descubrir.