Las caramelles vuelven a llenar de música tradicional las calles de Ponent por Semana Santa
Lleida, Tàrrega, La Seu de Urgell, Agramunt y muchas otras localidades mantienen viva una tradición centenaria que celebra la primavera y la resurrección

Imagen de archivo de unas Caramelles.
Las caramelles, una de las manifestaciones culturales más emblemáticas de Catalunya, vuelven a resonar en las calles y plazas de numerosas localidades leridanas con motivo de la Semana Santa. Esta antigua tradición musical, profundamente arraigada en la celebración de la Pascua, representa uno de los ejemplos más vivos del patrimonio inmaterial catalán, donde comunidades enteras se unen a través del canto para festejar la llegada de la primavera y la resurrección. Las comarcas del Urgell y la Segarra destacan especialmente por mantener viva esta costumbre centenaria que combina melodías ancestrales con nuevas composiciones que respetan el estilo tradicional.
Este domingo, las caramelles sonarán en múltiples poblaciones de Ponent como Tàrrega, La Fuliola, Castellserà, Agramunt, Ponts y Artesa de Segre, entre otras muchas. La tradición no se limita a las zonas llanas, sino que también se extiende hasta el Pirineo, donde localidades como La Seu d'Urgell, Castellciutat, Organyà y La Pobla de Segur mantienen vivo este legado cultural. Uno de los aspectos más característicos de esta manifestación es la interacción directa con el público: tras las actuaciones, es habitual que los espectadores ofrezcan una pequeña contribución económica o, en entornos más rurales, obsequien a los cantantes con huevos, dulces u otros alimentos, estableciendo así un vínculo comunitario que trasciende lo puramente musical.
La presencia de estas agrupaciones corales en Semana Santa ha conseguido sobrevivir al paso del tiempo gracias al esfuerzo de asociaciones culturales y vecinos comprometidos con preservar sus raíces, adaptándose a los nuevos tiempos pero manteniendo la esencia de una práctica que mezcla lo religioso con lo festivo.
El origen histórico de las caramelles catalanas
Las caramelles tienen sus raíces en antiguas celebraciones paganas que marcaban la llegada de la primavera, aunque con el tiempo fueron adoptando un carácter religioso asociado a la Pascua. Los primeros documentos que mencionan esta tradición se remontan al siglo XVI, aunque su práctica probablemente sea anterior. Durante siglos, estas canciones han transmitido oralmente la cultura popular catalana, adaptándose a las circunstancias históricas y sociales de cada época.
Originalmente, las caramelles eran interpretadas exclusivamente por hombres que recorrían las masías rurales cantando a cambio de donativos. Con el paso del tiempo, esta práctica se ha democratizado, incorporando a mujeres, niños y personas de todas las edades, convirtiéndose en una actividad comunitaria intergeneracional que refuerza los lazos sociales en pueblos y ciudades.
Los instrumentos tradicionales que acompañan estas interpretaciones incluyen el tambor, la pandereta, la gralla (instrumento de viento similar a la dulzaina) y, muy característicamente, las campanas de mano que marcan el ritmo. También es habitual ver a los caramellaires portando bastones decorados con cintas de colores y los típicos barretines, gorros tradicionales catalanes que complementan la indumentaria.
Repertorio musical y evolución contemporánea
El repertorio de las caramelles ha evolucionado sustancialmente a lo largo de los siglos. Si bien tradicionalmente las letras hacían referencia a temas religiosos y a la resurrección de Cristo, con el tiempo se han incorporado letras que abordan aspectos costumbristas, acontecimientos locales e incluso temas de actualidad, siempre manteniendo la estructura melódica característica.
Las partituras más antiguas que se conservan muestran melodías sencillas pero efectivas, diseñadas para ser cantadas por grupos no profesionales. En las últimas décadas, compositores contemporáneos han creado nuevas caramelles que, si bien respetan la estructura tradicional, incorporan armonías más complejas y arreglos modernos, permitiendo que la tradición se renueve sin perder su esencia.
Muchas agrupaciones corales dedican meses a preparar su repertorio, combinando piezas clásicas del género con nuevas composiciones, algunas de las cuales hacen referencia a acontecimientos locales o regionales ocurridos durante el año. Esta actualización constante del repertorio permite que las caramelles sigan siendo relevantes para las nuevas generaciones.
¿Cómo se organizan los grupos de caramellaires?
Los grupos de cantantes, conocidos como caramellaires, suelen organizarse en torno a asociaciones culturales, coros parroquiales o entidades locales que asumen la responsabilidad de mantener viva esta tradición. La preparación comienza semanas o incluso meses antes de la Pascua, con ensayos regulares donde se perfeccionan tanto las melodías como las coreografías que en ocasiones acompañan las interpretaciones.
La estructura organizativa varía según la localidad, pero generalmente existe un director musical que coordina las voces y un responsable de la ruta que determina los puntos de actuación. En poblaciones más pequeñas, los caramellaires suelen visitar prácticamente todas las casas del pueblo, mientras que en núcleos más grandes se establecen ubicaciones estratégicas como plazas públicas, mercados o la salida de la misa pascual.
El aspecto económico también es importante: las donaciones recibidas durante las actuaciones suelen destinarse a fines comunitarios, al mantenimiento de la propia agrupación o a causas benéficas locales, reforzando así el carácter solidario de esta tradición.