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El funeral del Papa Francisco recuerda su incansable compromiso con la paz

La ceremonia fúnebre en la Plaza de San Pedro del Vaticano reunió a más de 150 delegaciones internacionales mientras el cardenal Giovanni Battista Re elogió su legado humanitario

Un moment del funeral.

Un moment del funeral.Simone Risoluti

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El funeral del Papa Francisco ha congregado este sábado a una multitud que desbordó la Plaza de San Pedro del Vaticano, en una ceremonia donde se recordó especialmente su "compromiso incansable" con la paz mundial. "El Papa Francisco alzó su voz, incesantemente, implorando la paz e invitando a la sensatez y a la negociación. Según él, la guerra es una derrota dolorosa y trágica para todo el mundo. Construir puentes y no muros es una exhortación que repitió muchas veces", señaló el cardenal Giovanni Battista Re durante la lectura de la homilía.

El decano del Colegio Cardenalicio destacó que "el intenso pontificado" de Jorge Mario Bergoglio "ha tocado mentes y corazones" en todo el mundo. "La última imagen pública del Papa permanecerá para siempre en nuestros ojos y en nuestro corazón", recalcó Battista Re, quien subrayó cómo "a pesar de los graves problemas de salud, quiso impartirnos la bendición de Pascua desde el balcón de la basílica de San Pedro y después bajó a la plaza para saludar a la multitud".

El cardenal italiano, de 91 años, señaló que "pese a su fragilidad, el Papa Francisco eligió entregarse hasta los últimos momentos con fuerza y serenidad", aplaudiendo también su cercanía con los más pobres y desfavorecidos. "El hilo conductor de su misión ha sido la convicción de que la Iglesia es una casa con las puertas abiertas a todos", definió el decano, añadiendo que "fue rico en calor humano y profundamente sensible a los retos de la sociedad. Tenía un gran carisma por su cercanía".

Un papado marcado por los gestos hacia los más vulnerables

La homilía reivindicó los "innumerables" gestos del pontífice argentino a favor de los refugiados y los pobres. "Fue un Papa en medio de la gente y es significativo que su primer viaje fuera a Lampedusa", comentó Battista Re. "Y de sus 47 viajes apostólicos, quedará en la historia el que hizo en 2021 a Irak, desafiando todos los riesgos. Fue un bálsamo para el pueblo iraquí", sentenció el cardenal, finalizando con una petición al difunto Papa: "Te pedimos que desde el cielo bendigas a la Iglesia, bendigas a Roma y bendigas al mundo entero".

Una ceremonia con presencia internacional

La ceremonia comenzó puntualmente a las 10:00 horas con el desfile de los cardenales —vestidos de rojo, el color de luto— y el traslado del féretro del pontífice al exterior de la basílica. El evento contó con la presencia de más de 150 delegaciones de los cinco continentes, incluyendo reyes, príncipes, ministros y dirigentes destacados como los presidentes Donald Trump, Volodímir Zelenski, Javier Milei, Emmanuel Macron y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

En primera fila se situaron los presidentes de Argentina, patria del Papa, y de Italia, país donde ejerció como obispo. Posteriormente se colocaron los representantes de casas reales y los demás presidentes por orden alfabético francés. El público presente en la Plaza de San Pedro aplaudió a Zelenski cuando apareció en las pantallas gigantes instaladas para seguir las exequias.

Un adiós multitudinario

El funeral cierra un camino de rituales que comenzó el mismo día de su fallecimiento. El primer paso fue la constatación de la defunción y la colocación en el ataúd de los restos mortales del pontífice, una ceremonia que tuvo lugar en su residencia de Santa Marta, oficiada por el cardenal Kevin Farrell, camarlengo de la Santa Sede y máximo responsable de la curia durante la 'sede vacante'.

Tras estos primeros pasos, el Vaticano hizo público el testamento del obispo de Roma, un texto breve presidido por el lema 'Miserant atque Escogiendo' donde se revelaban las características que debía tener la despedida del pontífice. En él se solicitaba que sus restos fueran enterrados lejos de la basílica de San Pedro, donde descansan gran parte de los papas anteriores, y se colocaran en un nicho sencillo de la basílica de Santa María la Mayor, que Francisco visitaba con frecuencia.

Con las últimas voluntades ya reveladas, el cuerpo del pontífice fue trasladado al Vaticano para ser expuesto en la basílica de San Pedro. Allí, decenas de miles de personas hicieron cola para darle un último adiós durante varios días. El cuerpo fue expuesto sin los tradicionales catafalcos ni el vasto papal, tal como él mismo ordenó, pero preparado con la mitra blanca en la cabeza y vestido con una casulla roja. La capilla ardiente del Papa Francisco se cerró ayer viernes a las ocho de la noche tras el paso de más de 250.000 personas, entre curiosos, monjas, religiosos, obispos, diplomáticos, turistas y fieles de diversas confesiones que esperaron pacientemente bajo el sol para pasar unos segundos ante el cuerpo del Papa.

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