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Esta es la mejor forma de conservar los alimentos, según la Clínica Universidad de Navarra

Los expertos señalan la congelación y refrigeración como técnicas fundamentales para mantener los alimentos en óptimas condiciones y prevenir la proliferación de microorganismos

Imagen de archivo de una nevera.

Imagen de archivo de una nevera.Unsplash

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La correcta conservación de los alimentos es fundamental para garantizar su seguridad y valor nutricional, según afirman los especialistas de la Clínica Universidad de Navarra. Los métodos apropiados de preservación impiden las alteraciones naturales y evitan la proliferación y contaminación por microorganismos que podrían representar un riesgo para la salud. Dependiendo de su naturaleza, cada alimento requiere condiciones específicas de conservación: algunos necesitan frío, mientras otros deben protegerse de la luz, el oxígeno, el aire o la humedad.

Los expertos de la prestigiosa institución sanitaria destacan que una manipulación incorrecta de los alimentos puede provocar intoxicaciones alimentarias y la pérdida de propiedades nutritivas. Por ello, han elaborado una guía completa sobre las técnicas más eficaces para mantener los productos en óptimas condiciones, poniendo especial énfasis en la congelación y refrigeración como métodos principales de conservación doméstica.

La congelación: método seguro y eficaz para conservar alimentos

La congelación se posiciona como uno de los métodos más seguros y eficaces para la conservación a largo plazo. Según los expertos de la Clínica Universidad de Navarra, este procedimiento mantiene tanto el aspecto como el valor nutritivo de los alimentos. Es aplicable tanto a productos adquiridos ya congelados como a aquellos frescos que decidamos congelar en casa.

Para garantizar una congelación óptima, los congeladores deben mantenerse a una temperatura de al menos -18ºC. El proceso debe realizarse rápidamente y con alimentos muy frescos. En el caso de comidas cocinadas en casa, es imprescindible esperar a que se enfríen antes de introducirlas en el congelador.

Un aspecto crucial que destacan los especialistas es no romper la cadena de frío. Cuando se compran productos congelados, el tiempo entre la adquisición y su colocación en el congelador no debe superar la hora y media. Además, estos alimentos deben conservarse en envases cerrados e impermeables, como bolsitas y recipientes de plástico, para evitar quemaduras por congelación.

La eficiencia del congelador aumenta cuando está más lleno, sin grandes espacios entre los alimentos. No obstante, hay excepciones: las verduras para ensalada y los champiñones no resisten bien la congelación debido a su alto contenido en agua.

Los productos congelados comerciales pueden permanecer en el congelador doméstico entre 3 y 12 meses con total seguridad. Sin embargo, una regla fundamental es que los alimentos que han sido congelados y posteriormente descongelados nunca deben volver a congelarse, ya que esto aumenta considerablemente el riesgo de proliferación bacteriana.

Técnicas adecuadas de descongelación según el tipo de alimento

El proceso de descongelación es tan importante como el de congelación. Para carnes y pescados, el tiempo estimado es de unas 5 horas. Las carnes frescas pueden descongelarse en el microondas a mínima temperatura (no en función de descongelación), en el horno o en el frigorífico durante toda la noche dentro de un envase limpio e impermeable.

Las piezas grandes, como una merluza o un pollo entero, requieren una descongelación en el frigorífico de entre 12 y 24 horas antes de su cocinado. En el caso de las verduras, estas pueden echarse directamente en agua salada en ebullición o cocinarse al vapor sin necesidad de descongelación previa. Las frutas, por su parte, deben descongelarse a temperatura ambiente para mantener mejor su textura.

La refrigeración: clave para alimentos perecederos

Los alimentos perecederos deben conservarse siempre en frío, a temperaturas entre 0 y 8ºC, rango en el que operan las distintas zonas del refrigerador doméstico. La mayoría de estos productos pueden conservarse refrigerados hasta un máximo de cinco días, aunque existen excepciones: el pescado fresco y la carne picada solo se mantienen en buen estado unos 2 días, mientras que los huevos frescos pueden conservarse entre 2 y 3 semanas.

Es fundamental colocar y guardar los alimentos debidamente tapados para evitar la contaminación cruzada. Los alimentos ya cocinados deben almacenarse en recipientes con cierre hermético, mientras que los productos que gotean deben ubicarse en la parte inferior del frigorífico, dentro de recipientes limpios, para prevenir que contaminen otros alimentos.

Las frutas, verduras y hortalizas requieren un trato especial: deben colocarse en la zona del frigorífico que menos enfríe y guardarse fuera de las bolsas de plástico para permitir su correcta ventilación. El tiempo de enfriado de los alimentos cocinados debe ser inferior a dos horas, tras lo cual deben almacenarse en el frigorífico a temperaturas por debajo de los 2ºC.

Consejos generales para una manipulación segura de los alimentos

Más allá de los métodos específicos de conservación, los expertos de la Clínica Universidad de Navarra enfatizan la importancia de seguir unas pautas básicas de higiene en la manipulación de alimentos:

  • Lavarse las manos frecuentemente con agua caliente y jabón, especialmente antes de manipular cualquier alimento.
  • Limpiar los utensilios de cocina con agua y jabón inmediatamente después de su uso y guardarlos en lugares adecuados.
  • Mantener la cocina limpia y correctamente ventilada para reducir la concentración de gérmenes.
  • Lavar minuciosamente las verduras y frutas antes de su manipulación para eliminar posibles residuos de pesticidas y microorganismos.
  • Evitar recalentar los alimentos más de una vez, ya que cada ciclo de calentamiento y enfriamiento aumenta el riesgo de proliferación bacteriana.

Conservación de alimentos envasados y productos en conserva

Los productos envasados, como latas de conservas, mermeladas, encurtidos y salsas, pueden almacenarse en lugares frescos y secos a temperatura ambiente durante el tiempo especificado en la etiqueta. Sin embargo, una vez abiertos, estos productos deben tratarse como alimentos perecederos y conservarse en el frigorífico tras cambiarlos a otro recipiente adecuado.

Este cambio de envase resulta especialmente importante en el caso de las conservas enlatadas, ya que el contacto prolongado del alimento con el metal de la lata abierta puede provocar alteraciones en el sabor e incluso contaminación por metales. Los fabricantes recomiendan transferir inmediatamente el contenido a recipientes de vidrio o plástico alimentario.

¿Qué es la cadena de frío y por qué es importante mantenerla?

La cadena de frío es el proceso controlado de refrigeración o congelación al que se someten los alimentos perecederos desde su producción hasta su consumo. Mantener esta cadena sin interrupciones es fundamental para garantizar la seguridad alimentaria y evitar el crecimiento bacteriano que podría provocar intoxicaciones.

Cuando se rompe la cadena de frío, aunque sea temporalmente, los microorganismos presentes en los alimentos pueden multiplicarse rápidamente hasta alcanzar niveles peligrosos. Una vez que esto ocurre, ni siquiera volver a refrigerar o congelar el alimento elimina estas bacterias o sus toxinas, lo que explica por qué es tan importante respetar los tiempos máximos recomendados entre la compra y el almacenamiento de productos refrigerados o congelados.

Los especialistas de la Clínica Universidad de Navarra recomiendan utilizar bolsas térmicas para transportar alimentos refrigerados o congelados desde el supermercado hasta casa, especialmente en épocas de calor o cuando el trayecto es largo. Además, sugieren organizar la compra de manera que los productos frescos y congelados sean los últimos en adquirirse, minimizando así el tiempo que permanecen fuera de su temperatura óptima de conservación.

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