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Detectados extraños pulsos de radio desde las profundidades de la Antártida

Una serie de señales que desafía la comprensión actual de la física de partículas

Los pulsos de radio inusuales fueron detectados por el experimento Antártico Impulsivo Transitorio Antena (ANITA).

Los pulsos de radio inusuales fueron detectados por el experimento Antártico Impulsivo Transitorio Antena (ANITA).Stephanie Wissel / Penn State / via Europa Press

Lluís Serrano
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Un detector de partículas cósmicas situado en la Antártida ha captado una serie de señales inexplicables que están poniendo a prueba los fundamentos de la física de partículas actual. Estas misteriosas ondas de radio, detectadas por el experimento de la Antena Transitoria Impulsiva Antártica (ANITA), presentan características que contradicen los modelos científicos vigentes y podrían sugerir la existencia de nuevos tipos de partículas o interacciones desconocidas hasta ahora.

Según ha publicado el equipo internacional de investigación en la prestigiosa revista Physical Review Letters, estos inusuales pulsos de radio fueron captados por instrumentos instalados en globos que sobrevuelan la Antártida, diseñados originalmente para detectar las ondas procedentes de rayos cósmicos que impactan en la atmósfera terrestre. Lo desconcertante es que, en lugar de reflejarse en el hielo como cabría esperar, las señales parecían provenir desde debajo del horizonte.

"Las ondas de radio que detectamos se encontraban en ángulos muy pronunciados, como 30 grados por debajo de la superficie del hielo", ha explicado Stephanie Wissel, profesora asociada de física, astronomía y astrofísica, quien formó parte del equipo ANITA. La científica añade un dato aún más intrigante: "Según nuestros cálculos, la señal anómala tuvo que atravesar e interactuar con miles de kilómetros de roca antes de llegar al detector, lo que debería haber dejado la señal de radio indetectable, ya que la roca la habría absorbido".

Un fenómeno sin explicación convencional

Los investigadores se muestran perplejos ante estos hallazgos. "Es un problema interesante porque aún no tenemos una explicación real de esas anomalías, pero lo que sí sabemos es que lo más probable es que no representen neutrinos", afirma Wissel. Precisamente los neutrinos, partículas subatómicas sin carga y con masa extremadamente pequeña, eran el objetivo principal del experimento ANITA.

Estas partículas, abundantes en el universo y generadas por fuentes de alta energía como el Sol, supernovas o incluso el Big Bang, resultan notoriamente difíciles de detectar debido a su escasa interacción con la materia. "Mil millones de neutrinos pasan por la uña del pulgar en cualquier momento, pero en realidad no interactúan", explica Wissel. "Si los detectamos, significa que han viajado hasta aquí sin interactuar con nada más. Podríamos estar detectando un neutrino proveniente de los confines del universo observable".

Un laboratorio único en el hielo antártico

La elección de la Antártida como ubicación para el experimento ANITA no es casualidad. Este entorno ofrece condiciones ideales para la detección de neutrinos debido a la mínima interferencia de otras señales. El dispositivo utiliza antenas de radio montadas en globos que vuelan a unos 40 kilómetros sobre el hielo antártico, buscando específicamente neutrinos que interactúan con el hielo y producen emisiones de radio detectables.

"Apuntamos nuestras antenas hacia el hielo y buscamos neutrinos que interactúan con él, produciendo emisiones de radio que luego podemos detectar en nuestros instrumentos", detalla la investigadora. Los llamados neutrinos tau, al interactuar con el hielo, generan partículas secundarias denominadas leptones tau, que se liberan y desintegran produciendo las conocidas como "lluvias de aire".

Verificación cruzada y descarte de hipótesis

Para asegurar la validez de sus hallazgos, el equipo ha realizado un minucioso análisis de datos recopilados en múltiples vuelos de ANITA, comparándolos con modelos matemáticos y simulaciones exhaustivas. Además, han cruzado las señales con otros detectores independientes como el Experimento IceCube y el Observatorio Pierre Auger.

El resultado ha sido sorprendente: ninguno de estos otros detectores registró fenómenos similares que pudieran explicar lo captado por ANITA. Esta ausencia de correlación ha llevado a los científicos a clasificar formalmente la señal como "anómala", descartando que sea producida por neutrinos convencionales.

Aunque algunas teorías sugieren que podría tratarse de indicios relacionados con la materia oscura, la falta de observaciones confirmatorias en otros experimentos reduce considerablemente esta posibilidad. Por ahora, estas misteriosas señales continúan siendo un enigma que podría abrir nuevas vías en la comprensión de la física fundamental.

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