El litigio del arte: treinta años de polémica
Hoy se cumplen tres décadas de la segregación de las parroquias aragonesas de la diócesis de Lleida
al obispado de Barbastro-Monzón || El cambio de ‘demarcación’, que se completó en 1998, fue
el detonante de la pugna por las 111 obras de arte del Museu Diocesà, en Aragón ya desde 2021

Tres meses después de la resolución papal, una misa el 16 de septiembre de 1995 en Monzón oficializó la segregación de parroquias.
El 15 de junio de 1995, hoy se cumplen 30 años, el nuncio del Vaticano Mario Tagliaferri comunicó al entonces obispo de Lleida Ramon Malla la resolución papal en virtud de la cual la diócesis leridana ‘cedía’ 111 parroquias aragonesas al nuevo obispado de Barbastro- Monzón. Un total de 84 parroquias oscenses pasaban a depender de inmediato de la Iglesia aragonesa, mientras que las 27 restantes lo harían tres años después, el 15 de junio de 1998.
La segregación respondía oficialmente a la voluntad de la Santa Sede de hacer realidad el deseo de la Conferencia Episcopal Española de adecuar los límites diocesanos a los provinciales. Curiosamente, o no, después de aquella redifinición de diócesis a la frontera política entre Aragón y Catalunya, apenas se ha producido ningún otro caso en la península. Sin ir muy lejos, el obispado de Tortosa abraza parte de la provincia de Castelló.
Sea como fuere, la polémica decisión de Roma abrió poco después la caja de pandora de un litigio por 111 obras de arte del Museu Diocesà de Lleida, que sigue vivo en los tribunales –aunque las piezas se trasladaron a Aragón en 2021– y levantando ampollas en la política. Y es que apenas una semana después de que se completara la segregación diocesana en junio de 1998, el entonces nuevo nuncio en España Lajos Kada emitió el ‘famoso’ decreto en el que, entre otros puntos, señalaba que “el patrimonio artístico procedente de las parroquias desmembradas y que se encuentra en Lleida está a título de depósito y no de propiedad, mientras la diócesis de Lleida no pruebe lo contrario en cada caso; por lo que de ser reclamado por sus legítimos propietarios, debe devolverse”.
Arrancó así el tristemente proceso bautizado por los medios de comunicación como el “litigio del arte o de los bienes” con sentencias, ejecuciones provisionales, recursos, apelaciones... Y sin olvidar las ‘ramificaciones’ de la compra-venta del arte de Sijena (con la Guardia Civil entrando en el museo en pleno 155) y ahora las pinturas del MNAC.
El monasterio de Sijena, ¿el penúltimo frente
judicial abierto?
Los bienes artísticos muebles del monasterio de Sijena ya se trasladaron en 2017, bajo custodia de la Guardia Civil, desde el Museu de Lleida hasta el cenobio oscense. Pero ahora Aragón persigue el ‘premio gordo’, las pinturas murales salvadas de la destrucción por Gudiol en 1936 y que conserva y exhibe el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC).
El Supremo ha ordenado que se trasladen también a Sijena a pesar de la oposición de la práctica totalidad de técnicos y científicos. El lunes tiene previsto reunirse el patronato del MNAC para debatir el caso. Puede ser el penúltimo frente abierto con Aragón, pues también está latente la reclamación de obras de dos municipios de la diócesis de Huesca: el frontal de altar de Berbegal y la tabla de Sant Pere i Crucifixió de Peralta de Alcofea, que también aspira a recuperar la puerta de El Tormillo, colocada desde finales del XIX en la fachada de Sant Martí de Lleida.
Del atropello policial en 2017 al envío de arte ‘en depósito’ en 2021

Viaje en marzo de 2021 del arte en litigio de Lleida a Barbastro
Después de más de veinte años de tira y afloja judicial –entre instancias vaticanas y tribunales civiles–, el Museu de Lleida sufrió entre finales de 2017 y principios de 2021 casi cuatro años para olvidar.
Poco después del 1-O, en diciembre de 2017, un espectacular operativo policial de madrugada entró en la pinacoteca, con guardias civiles metralleta en mano y en plena intervención de la Generalitat por el artículo 155, para empaquetar y cargar en furgones las 44 piezas del caso Sijena.
Cabe recordar que no fue hasta finales de marzo de este 2025 que el monasterio abrió al público, tras más de dos años y medio cerrado por obras de restauración y con el arte guardado en un almacén sin saber en qué condiciones. Por otro lado, el 27 de febrero de 2018, el obispado de Barbastro- Monzón presentó una demanda en los tribunales contra la diócesis de Lleida reclamando las 111 obras originarias de las parroquias de la Franja.
El obispo Salvador Giménez acabó declarando en los juzgados de Barbastro, defendiendo con más de 4.000 documentos la propiedad de al menos 83 de las 111 piezas. Tampoco sirvió de nada y los camiones volvieron al museo en cuatro viajes entre febrero y marzo de 2021 para llevárselas al Museo Diocesano de Barbastro ‘en depósito’, en el marco de un litigio que ahora llegará al Tribunal Supremo.