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Coches y calor: las averías más comunes que abarrotan los talleres en verano

Las altas temperaturas ponen a prueba la mecánica de los vehículos, provocando fallos en componentes esenciales como batería, alternador y sistema de refrigeración

Un mecánico arreglando un coche.

Un mecánico arreglando un coche.Unsplash

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Las elevadas temperaturas estivales están provocando un incremento notable en las visitas a talleres mecánicos en toda España. Los componentes del vehículo, especialmente sensibles al calor extremo, sufren un mayor desgaste durante estos meses, lo que multiplica las averías y genera una saturación en los servicios de reparación. 

Durante la época estival, las estadísticas reflejan un incremento cercano al 30% en las reparaciones relacionadas con problemas derivados del calor. Esta tendencia se repite año tras año, aunque muchos conductores siguen sin realizar las revisiones preventivas recomendadas antes de iniciar los desplazamientos vacacionales. Los mecánicos advierten que gran parte de estas averías podrían evitarse con un mantenimiento adecuado, especialmente en vehículos con más de cinco años de antigüedad, cuyas piezas presentan ya cierto desgaste acumulado.

Los datos recogidos por las principales asociaciones de talleres españoles confirman que existen patrones claros en el tipo de reparaciones solicitadas durante los meses más calurosos, apuntando a sistemas específicos del vehículo que requieren especial atención preventiva.

Componentes del coche más afectados por las altas temperaturas

La batería encabeza la lista de elementos que más sufren con el calor. Aunque tradicionalmente se asocian los problemas de batería con el invierno, las altas temperaturas aceleran la evaporación del ácido en su interior, reduciendo significativamente su vida útil. Si la batería tiene más de cuatro años o presenta síntomas como arranques perezosos, las probabilidades de quedarse tirado aumentan considerablemente durante una ola de calor. Los técnicos recomiendan revisar su estado antes de realizar largos trayectos y mantener limpios los bornes para garantizar una correcta conducción eléctrica.

El alternador representa otro de los puntos críticos en verano. Este componente, encargado de generar la electricidad necesaria para alimentar los sistemas del vehículo y recargar la batería, trabaja a un régimen superior cuando se activan elementos como el aire acondicionado. El sobreesfuerzo continuado, combinado con las altas temperaturas, provoca fallos prematuros que se manifiestan con indicadores luminosos en el tablero o problemas eléctricos intermitentes. La sustitución de un alternador averiado supone un desembolso medio de entre 300 y 600 euros, dependiendo del modelo de vehículo.

El sistema de refrigeración resulta fundamental durante los meses de calor. El líquido refrigerante debe estar en perfecto estado y a nivel óptimo para evitar sobrecalentamientos del motor. Los talleres registran numerosos casos de averías graves por negligencia en este aspecto, desde juntas de culata dañadas hasta deformaciones en los componentes internos del motor. Los expertos aconsejan revisar el nivel y estado del líquido refrigerante cada 15.000 kilómetros o antes de iniciar viajes largos, prestando especial atención a posibles fugas en manguitos o radiador.

Los neumáticos también sufren especialmente con el asfalto recalentado. A temperaturas superiores a 40 grados, el caucho pierde propiedades mecánicas y aumenta el riesgo de reventones, especialmente si la presión no es la adecuada o presentan desgastes irregulares. Un estudio reciente reveló que más del 15% de los accidentes en carretera durante el verano están relacionados con problemas en los neumáticos. Mantener la presión correcta (siempre en frío) y comprobar la profundidad del dibujo son medidas esenciales para prevenir estos incidentes.

Otros elementos que requieren atención especial en verano

La tapicería y el salpicadero sufren una degradación acelerada por la exposición continuada a los rayos ultravioleta. El uso de parasoles cuando el vehículo está estacionado y la aplicación periódica de productos específicos para plásticos y cueros puede prolongar significativamente su vida útil y mantener el aspecto interior del vehículo.

Las escobillas limpiaparabrisas se deterioran rápidamente con el calor y la falta de uso durante periodos secos. El caucho se endurece y pierde efectividad, lo que puede resultar peligroso ante tormentas estivales repentinas. Los mecánicos recomiendan sustituirlas si presentan signos de envejecimiento o al menos una vez al año.

Las ópticas de iluminación, fabricadas con materiales plásticos, pueden amarillear o perder transparencia debido a la oxidación provocada por el calor y los rayos solares. Este deterioro reduce la eficacia de faros y pilotos, comprometiendo la seguridad en conducción nocturna. Existen kits específicos para recuperar su claridad o, en casos extremos, puede ser necesaria su sustitución.

Las juntas y gomas de estanqueidad sufren un envejecimiento prematuro con las altas temperaturas, pudiendo provocar filtraciones de agua o entradas de polvo. La aplicación de productos hidratantes específicos ayuda a mantener su elasticidad y funcionalidad durante más tiempo.

¿Cómo afecta el calor al rendimiento general del vehículo?

Además de los problemas en componentes específicos, las altas temperaturas afectan al rendimiento global del automóvil. El motor trabaja a temperaturas más elevadas, el consumo de combustible aumenta significativamente (hasta un 20% más con el aire acondicionado en funcionamiento constante) y los sistemas electrónicos pueden experimentar fallos intermitentes por sobrecalentamiento.

Los vehículos eléctricos e híbridos también presentan particularidades en verano. Las baterías de alto voltaje pierden autonomía con el calor extremo y los sistemas de refrigeración trabajan al límite para mantener la temperatura óptima de funcionamiento. Los fabricantes recomiendan evitar la exposición prolongada al sol y, cuando sea posible, recargar las baterías durante las horas menos calurosas del día.

¿Qué mantenimiento preventivo se recomienda antes de viajar en verano?

Los profesionales del sector automotriz coinciden en la importancia de realizar una revisión completa antes de iniciar desplazamientos largos en periodo estival. Esta revisión debería incluir como mínimo: comprobación de niveles (aceite, refrigerante, líquido de frenos), estado de los neumáticos (presión y desgaste), funcionamiento del sistema de climatización, verificación de la batería y comprobación del sistema de refrigeración.

El coste medio de una revisión preventiva oscila entre 50 y 100 euros, una inversión significativamente menor que la reparación de una avería grave en carretera, que puede superar fácilmente los 1.000 euros además del tiempo perdido y las molestias ocasionadas durante las vacaciones.

¿Cuándo es el momento ideal para realizar el mantenimiento del vehículo?

Contrariamente a lo que muchos conductores piensan, los expertos recomiendan no esperar a las semanas previas a las vacaciones para revisar el vehículo. Los talleres experimentan picos de demanda durante junio y julio, lo que puede dificultar la obtención de citas y encarecer determinados servicios. Lo ideal es planificar la revisión con al menos un mes de antelación, permitiendo margen suficiente para resolver posibles incidencias detectadas.

Según datos del Real Automóvil Club de España (RACE), más de 4,5 millones de desplazamientos por carretera se realizan cada verano para vacaciones, lo que incrementa significativamente el número de vehículos que requieren asistencia en carretera. Las estadísticas muestran que aproximadamente un 70% de estas incidencias podrían haberse evitado con un mantenimiento preventivo adecuado.

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