TRADICIONES
Cuatro ‘rais’ en aguas revueltas
Los Raiers de La Pobla de Segur rememoran el oficio dedicado al transporte fluvial en su 47 descenso. Recorrido de seis kilómetros desde la presa de Llania hasta el puente del Claverol

Uno de los ‘rais’, a su paso por el puente del Claverol. - EDGAR ALDANA
Cuatro rais, todos de tres tramos, descendieron ayer por las aguas revueltas del Noguera Pallaresa en el marco de la Diada dels Raiers de La Pobla de Segur. El año pasado descendieron tres de tres tramos y uno de solo dos. Se trata de uno de los eventos más destacados del Pallars Jussà, que, como es tradición, se celebra cada primer fin de semana de julio desde hace 47 años.
Desde la presa de Llania, cuatro balsas partieron a las doce del mediodía para navegar seis kilómetros hasta el puente del Claverol. “Algunas han chocado o se han partido, pero las hemos reconstruido. Había bastante corriente y al final lo hemos salvado. Un buen trayecto”, ha explicado Roger, uno de los raiers que ha participado en el descenso. La Diada el descenso por la Noguera Pallaresa se celebran en conmemoración del antiguo oficio de transportar la madera de los bosques pirenaicos hasta la llanura a través de los ríos.
Las embarcaciones salieron de manera escalonada desde la presa de Llania bajo la atenta mirada de un numeroso público. La primera y la tercera balsa sufrieron accidentes durante el recorrido, aunque finalmente pudieron llegar a destino. La segunda balsa llegó entera, mientras que la cuarta encalló en el tramo final. “Ha ido muy bien. Un descenso con mucha agua y muy divertido”, valoró Marc, uno de los participantes, quien también señaló que “algunas embarcaciones han chocado y se han desmontado, pero las hemos arreglado y hemos llegado”. Asimismo, el raier apuntó que el caudal de agua impidió “ver bien algunas rocas”. Hacer una de las balsas más grandes ha sido posible gracias al aumento de participantes. Según la vicepresidenta de los raiers de la Noguera Pallaresa, Marta Oliva, “esto significa que hay ilusión y jóvenes que se quieren involucrar”.
Precisamente, uno de los raiers veteranos, Roger, destacó que “es una fiesta que sentimos mucho. Está muy arraigada en el pueblo y el día que llega se siente un gran orgullo”. El descenso de balsas también atrae un numeroso público. En esta ocasión participó en la bajada el secretario general de Junts, Jordi Turull. Mientras que algunos visitantes observan el tradicional descenso desde los diferentes miradores habilitados a la orilla del río, otros prefieren ver la bajada desde el puente del Claverol y sus alrededores.
“Para nosotros es muy positivo que haya gente a la que le guste la tradición raiera. Forma parte de nuestra cultura y que la gente lo valore es un éxito”, apuntó Oliva, quien también señaló que el atractivo de la jornada es su carácter “imprevisible”. “Bajamos con embarcaciones de madera y siempre pueden ocurrir accidentes. Nunca sabes cómo terminará”, explicó.
El descenso de raiers y la posterior comida de hermandad ponen el punto final a tres días de fiesta en el marco de la diada.