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FINANZAS

Los jóvenes, más formados que nunca, pero sin ingresos para emanciparse

Economistas culpan a la especulación con la vivienda y a los salarios estancados

Los nuevos bloques de pisos de alquiler social del barrio de Els Mangraners ya casi están listos para entrar a vivir. - PAU PASCUAL PRAT

Los nuevos bloques de pisos de alquiler social del barrio de Els Mangraners ya casi están listos para entrar a vivir. - PAU PASCUAL PRAT

Laia Berenguer
LLEIDA

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La edad media de emancipación en Catalunya y España ha aumentado de los 28 a los 30 años en la última década, un hecho que refleja las persistentes dificultades que afrontan los jóvenes para acceder a una vivienda y consolidar su independencia económica. De hecho, en las comarcas leridanas solo un 16,6% de los jóvenes de entre 18 y 29 años lo ha conseguido. 

Josep Maria Raya, catedrático de la Universitat Pompeu Fabra y director de la cátedra de empresa Habitatge i Futur, apunta que “en nuestro país nunca hemos tenido un buen indicador de emancipación, en comparación con la media europea (actualmente, de 26 años), pero es verdad que hoy en día cuesta mucho más acceder tanto al alquiler como a la propiedad que antes”. 

Según Raya, gran parte del problema lo explica la combinación de un mercado laboral estancado y un mercado de vivienda tensionado. En Lleida ciudad, los alquileres rondan actualmente los 800 € mensuales. La capital aparece, junto a otras 20 localidades leridanas, en la lista de municipios con el mercado inmobiliario tensionado, en los que se aplican límites al precio del alquiler.

Por su parte, el economista leridano Pere Enciso considera que el problema de la vivienda “se ha ido agravando desde los años 90, cuando se empezó a vender como un bien de inversión y no como una necesidad básica”. Recuerda que, por aquel entonces, “los salarios crecían con la inflación y las hipotecas eran asumibles”, mientras que ahora, el mercado está dominado por la especulación, argumenta. “Aparecen los fondos de inversión que compran viviendas en masa y se construye para invertir, no para que un joven pueda crear un proyecto de vida”, subraya.

A esto se le suma que “el mercado es terriblemente escaso, para satisfacer la demanda se necesitarían más del doble de las viviendas que se construyen cada año”, afirma Raya. Además, apunta que España dedica solo una tercera parte del presupuesto europeo medio a políticas de vivienda y el catedrático lamenta que “la política habla mucho de medidas de cara a la galería, pero hace falta presupuesto público de verdad”.

¿Qué podría cambiar esta dinámica? Según Enciso, “si a los grandes tenedores de vivienda se les aplicaran impuestos elevados, dejaría de ser atractivo especular. No se trata de perseguir al pequeño propietario que alquila un piso, sino a quienes han distorsionado el mercado”. El economista recuerda que “los gastos de vivienda no deberían superar el 33% de los ingresos del hogar para que el ciudadano tenga capacidad de ahorro y porque, de lo contrario, se podría llegar a situaciones de pobreza”. No obstante, un 32,7% de los anuncios online de alquiler en la demarcación de Lleida esta semana superaba los 1.200 € al mes, más que el salario mínimo interprofesional.

El mercado laboral es "deficiente"

Tanto Raya como Enciso coinciden en que la precariedad laboral está estrechamente ligada a la imposibilidad de emanciparse. De nuevo, el mercado español es “bastante peor que la media europea, sobre todo en cuanto a salarios”, afirma Raya. Enciso, por su parte, advierte de la proliferación de empleos parciales y mal pagados. “Alguien que trabaja media jornada y cobra 1.000 € (siendo generosos) no puede independizarse. Se dice que a los jóvenes les gusta compartir piso, pero eso solo se da cuando se estudia”, asegura.

Ambos expertos coinciden en que revertir la situación llevará tiempo. Raya advierte que “cuando las cosas se hacen mal durante 40 años, no pueden cambiar de la noche a la mañana”. Con las políticas adecuadas, dice, “en 10 o 15 años podría mejorar la capacidad de acceso a la vivienda”. 

No hay soluciones universales, según Enciso. “El colectivo joven no es homogéneo. Cada persona tiene un entorno familiar, unos ingresos y unas aspiraciones distintas. La obligación de la sociedad es facilitar al máximo la viabilidad de cada proyecto vital”, declara. Sin la posibilidad de acceder a un salario digno ni a una vivienda asequible, la emancipación continuará siendo un objetivo postergado para gran parte de la juventud.

En la misma línea, Josep Maria Raya constata que en España y Catalunya la oferta de alquiler social es siete veces inferior al de la media europea e insiste en que una de las soluciones al problema de la vivienda es “apostar de verdad por este tipo de pisos”.

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