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ALIMENTACIÓN NUTRICIÓN

El 'nuevo' Nutriscore mejora la calificación del aceite de oliva

Está etiquetado con la “C” y en 2024 se prevé que pase a la “B”, segunda mejor

Mientras que cereales azucarados empeorarán

L’oli és l’emblema de la dieta mediterrània.

El aceite es el emblema de la dieta mediterránea. - EUROPA PRESS

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El equipo del Nutriscore, el sistema de etiquetado sobre el valor nutricional de los alimentos, estrenará este 2024 un método de calificación que dará peor nota a los cereales de desayuno y mejorará la del aceite de oliva, mientras prepara el lanzamiento de un nuevo logo que alertará sobre los alimentos ultraprocesados. Así lo aseguró Mathilde Touvier, la responsable del programa Nutriscore en Francia y coordinadora de un proyecto europeo sobre el impacto para la salud de la alimentación industrial y aditivos.

Explicó que el año que arranca mañana se iniciará con cambios en varios productos catalogados con el famoso etiquetado multicolor que va del verde (A) para los productos más saludables, al rojo (E) para los menos, y adoptado de manera voluntaria por ciertas marcas en Francia, España, Alemania, Bélgica o Luxemburgo. La actualización de una serie de variables en el algoritmo conducirá al aceite de oliva a una mejora del ‘C’ al ‘B’ (la segunda mejor nota) y a los cereales Chocapic, de la marca Nestlé, que tenían la máxima nota ‘A’, por haber reducido azúcar y haber agregado trigo integral, a una caída hasta el ‘C’ por su todavía alto contenido azucarado.La progresión de la nota del aceite de oliva, sin embargo, no satisface a los productores y distribuidores del sector, emblema de la dieta mediterránea.Touvier justificó el cambio afirmado que “poniéndole una ‘B’, lo que decimos es que es un muy buen alimento en el contexto de un régimen equilibrado. Pero no hay que consumir litros todos los días”. Insistió en que el aceite de oliva es la mejor materia grasa, junto al de colza o el de nuez. La responsable del Nutriscore refutó también las críticas de ciertos sectores agroindustriales de países como España que se sienten perjudicados por las malas notas que se otorgan a embutidos y quesos. “No hay favoritismo”, aclaró, en alusión al algoritmo que tiene en cuenta las tasas de azúcares, sal y ácidos grasos saturados.Mientras la batalla por convencer a la Comisión Europea a que haga obligatorio el dispositivo se prevé larga, al menos hasta después de las elecciones europeas de junio de 2024.

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