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GANADERÍA

Miquel Molins, vicepresidente de Veterinarios de España: «La bioseguridad de las granjas de Lleida es muy alta»

El leridano Miquel Molins, presidente del Col·legi Oficial de Veterinaris de Lleida y vicepresidente del  Consejo General de Colegios de la Profesión Veterinaria de España, destaca el “papel esencial de la veterinaria” en la protección de la salud animal, la bioseguridad y la defensa del sector ganadero tras la aparición de la Peste Porcina Africana (PPA). Reafirma que el sector porcino de la provincia tiene mucho músculo en materia de prevención y que su evolución en cuanto a seguridad es muy elevada, aunque el riesgo 0 no existe.

«La bioseguridad de las granjas de Lleida es muy alta» - JORDI ECHEVARRÍA

«La bioseguridad de las granjas de Lleida es muy alta» - JORDI ECHEVARRÍA

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Sergi Caufapé

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Usted, que conoce de cerca la realidad sanitaria del sector porcino en el territorio, ¿qué riesgo real ve de que la PPA llegue a explotaciones de Lleida en las próximas semanas o meses?

El riesgo siempre existe; es algo que no podemos eliminar por completo. Sin embargo, la rápida actuación en la contención del foco fue clave para evitar que se extendiera a otras zonas y, especialmente, a las granjas. También es cierto que el nivel de bioseguridad de nuestras explotaciones es muy alto. En los últimos años se han aplicado protocolos de prevención y control que funcionan bien y que reducen mucho las posibilidades de contagio. Además, el personal sigue estas medidas de forma rigurosa, lo que contribuye a mantener la situación bajo control. Todo ello ayuda a que, cuando aparece un caso como este, se pueda responder de forma rápida y eficaz.

Los casos detectados en Collersola provienen de jabalíes. ¿Se está actuando con suficiente contundencia en el control de la fauna salvaje o harían falta medidas adicionales para evitar que el virus se desplace hacia zonas productoras?

Aquí hemos pecado de confianza. Sabemos desde hace tiempo que existe una superpoblación de esta especie y, pese a ello, no se ha actuado con la suficiente rapidez. Además, los jabalíes están superando todas las barreras. Han entrado en los municipios, se han alimentado de residuos y han perdido buena parte del miedo a la presencia humana. El problema es que, cuando encuentran un lugar donde tienen comida y tranquilidad, tienden a quedarse y a reproducirse. Esto provoca que la población siga creciendo y que cada vez resulte más difícil controlar la situación. Es un fenómeno que ya hemos visto en otras zonas y que requiere medidas constantes y bien coordinadas.

Desde su experiencia gestionando programas de sanidad animal, ¿cómo valora el nivel actual de bioseguridad de las granjas de Lleida? ¿Qué puntos débiles habría que reforzar de manera inmediata?

La bioseguridad de nuestras granjas es muy alta, y eso nos permite afrontar situaciones como esta con cierta tranquilidad. Desde el primer momento se están analizando los casos y tratando de identificar el posible origen de este positivo. Resulta llamativo porque es una zona muy boscosa, pero la hipótesis que cobra más fuerza es la conocida como “teoría del bocadillo”. Aun así, nuestras explotaciones están muy controladas, independientemente de su tamaño, ya tengan 20 cerdos o 20.000. En todas se siguen protocolos estrictos y se actúa con rapidez cuando surge cualquier sospecha. En este caso, se han realizado PCR a todos los animales para descartar nuevos contagios y se han reforzado las medidas preventivas.

¿Diría que las granjas están en un nivel alto de preparación, o todavía queda margen importante de mejora?

Lleida ha mejorado muchísimo en los últimos años. Somos un productor muy importante a nivel europeo y somos muy conscientes de la importancia de la bioseguridad. La imagen tradicional de una granja de cerdos sucia, llena de barro y excrementos, ya no corresponde a la realidad. Ahora existe un control muy estricto, no se puede entrar con nada.

Si mañana se confirmara un caso positivo en la provincia, ¿cuál sería el protocolo a seguir?

La respuesta es sencilla: en un caso así habría que sacrificar a todos los animales de la explotación y monitorizar de forma exhaustiva todo su entorno para evitar cualquier posible propagación. Es un protocolo duro, pero necesario cuando se trata de enfermedades que pueden afectar a otras granjas y comprometer la actividad del sector. En cualquier caso, Lleida está bien preparada para afrontar situaciones de este tipo. Se trabaja desde hace años con planes de prevención y respuesta que permiten actuar con rapidez y coordinación. Esperemos que nunca tengamos que aplicarlos en un escenario real, porque estamos hablando de un sector clave para la economía de la provincia y un problema así tendría un impacto evidente.

Mirando a medio plazo, ¿qué lecciones debería extraer la población después de este episodio?

Hay que dar el valor que se merece al trabajo de los equipos de veterinarios que han estado y seguirán estando sobre el terreno. A la población, el consejo más razonable es el más sencillo: no dejar comida en lugares donde pueda acceder la fauna silvestre. Para eso existen los contenedores, y es importante que estén bien cerrados. Los jabalíes han aprendido a buscar comida en las zonas pobladas y, si encuentran fácil acceso a residuos, volverán una y otra vez.

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