SEGRE

ESNOTICIA

La sequía acecha de nuevo

Los episodios de calor que se han venido repitiendo este verano en Lleida, que se han sumado o a la falta de precipitaciones, han hecho recordar el último episodio de sequía de 2005, 2007 y 2008. Aunque la situación no llega a ser tan extrema, la afectación en los cultivos, ganadería y abastecimientos se ha hecho patente desde el pasado junio.

Creado:

Actualizado:

La estación meteorológica que los regantes del Canal d’Urgell tienen en su sede en Mollerussa ha recabado en los últimos tres meses la peor cifra de lluvias desde 1994. Entre junio y agosto de 2016 se registraron en el pluviómetro de la capital del Pla 14,9 litros por metro cuadrado. Hay que remontarse al verano de 1999 para hallar una cifra tan ínfima (15 litros) y llegar hasta el de 1994 para encontrar un registro inferior: entre junio y agosto de aquel año cayeron únicamente 5,7 litros por metro cuadrado.

Expertos e instituciones coinciden en alertar de la sequía meteorológica que ya acecha en Catalunya. Las lluvias han sido escasas durante todo el año hidrológico, es decir, desde octubre de 2015. Sin embargo, dos factores juegan a favor de la reducción del impacto de la sequía: las reservas de nieve en las cabeceras de los ríos del Pirineo, que han llegado a los pantanos, y el fin de la campaña de regadíos, que ya se acerca. En el primer caso, casi todos los embalses registran a estas alturas cifras de reservas de agua inferiores a la media de los últimos cinco años. En el Segre, Oliana y Rialb están al 40% de su capacidad, pero en el Noguera Pallaresa se sitúan sobre el 50 o el 60% del volumen total. En el Ésera, en cambio, Barasona tiene solo 14 hectómetros cúbicos de agua (un 12% de su capacidad), lo que ha llevado ya a los regantes del Aragón y Catalunya a recurrir a medidas extraordinarias como el bombeo de aguas desde la zona regable de Pinyana desde un canal de enlace entre ambos sistemas de riego. Este sistema se habilitó en plena sequía de hace una década. Según la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), los cultivos del Aragón y Catalunya son los peor parados por la falta de lluvias y 8.000 hectáreas de cereal de segunda cosecha están en peligro. De ahí a que racionen el agua para lo que queda de campaña. Esta medida y las cubas a la localidad de la Puebla de Castro (Huesca) son las únicas consecuencias en esta gran zona regable a caballo entre ambas autonomías.

La ACA prevé aprobar un plan de sequía que contempla escenarios de sequía y restricciones

En el resto de Lleida, en cambio, con mejores reservas de agua en los pantanos, ya se están llevando las primeras cubas a municipios que dependen del abastecimiento de fuentes naturales (ver página 4) y agricultura y ganadería ya sufren oficialmente daños: olivos, almendros, pastos de montaña y viñedos de secano están notando los efectos de la falta de agua. La conselleria de Agricultura no quiere entrar a valorar todavía los perjuicios, a la espera de que finalicen las campañas de recolección. Solo en el caso de la viña, con la campaña a punto de acabar, sí se ha hablado de un 20% de pérdidas en secano. La conselleria estima que el pago de las ayudas de la PAC antes de finalizar el año y la reducción de módulos, para lo que insisten ante el Gobierno cental, pueden paliar los efectos de la prolongada falta de agua.

El fantasma de la sequía reaparece y ha comenzado a recordar a los más afectados situaciones como la del ciclo de 2005, 2007 y 2008, que llevó incluso a que la Generalitat diseñara sin publicidad un trasvase de la cuenca del Segre a las cuencas internas en la Cerdanya. El episodio finalizó con lluvias in extremis cuando el Estado ya había abortado el polémico proyecto de la Generalitat y estaba a punto de comenzar las obras para prolongar el ministrasvase de Tarragona a las cuencas internas. No fue necesario.

Ahora, la sombra de lo que ocurrió aquellos años ha vuelto y en las cuencas internas la Agència Catalana de l’Aigua prevé aprobar próximamente un plan especial de sequía (en información pública hasta principios de octubre) que contempla distintos escenarios de sequía y medidas restrictivas para paliar sus efectos. La mayor parte de las comarcas de Lleida se rigen por los criterios de la Confederación Hidrogràfica del Ebro (CHE), que no prevé tomar ninguna medida. Fuentes del organismo de cuenca señalaron que la demanda de agua ha bajado con el avance de la campaña de regadíos, por lo que la falta de lluvias no tiene los mismos efectos que a principios del verano.

La sequía meteorológica se compensa en Lleida con las reservas de los pantanos. Pese a todo, algunos expertos señalan ya la posibilidad de que se trate de un ciclo de sequía más largo, de modo que pese a algunas lluvias a lo largo del otoño se repita el próximo año. Tal y como ocurrió a mediados de la pasada década. Desde entonces, sin embargo, se ha avanzado algunos pasos en materia de regadío y modernización de riegos que pueden haber preparado mejor a los sectores más afectados para soportar el envite. En paralelo, en los secanos, el clamor para acceder al agua se ha acentuado.

Los tres meses de verano con menos lluvia desde 1994Hay que remontarse a 1994 para encontrar un verano con tan poca lluvia como el de este año. Entonces se registraron en Mollerussa 5,7 litros por metro cuadrado en el período de junio a agosto y este año la cifra se limita a 14,9. Este verano está siendo especialmente seco, como demuestra el hecho de que la media histórica de precipitaciones en estos tres meses se sitúa en 72,95 litros.

tracking