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La inundabilidad estrangula el desarrollo de Esterri d'Àneu

El riesgo de inundación deja en el aire proyectos de servicios y de actividad

Los mapas de inundabilidad recogen en amarillo la zona inundable y en verde la de flujo preferente del Noguera Pallaresa. - SNZI

Los mapas de inundabilidad recogen en amarillo la zona inundable y en verde la de flujo preferente del Noguera Pallaresa. - SNZI

Lleida

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“Es surrealista. No podemos tener un servicio básico como el consultorio ni crecer en actividad y hemos de mover lo que está consolidado”, critica el alcalde de Esterri d’Àneu, Pere Ticó, ante el estrangulamiento de proyectos que genera en el municipio el riesgo de inundabilidad del Noguera Pallaresa, en unos casos por definición y en otros por indefinición.

“En el Pirineo, el agua no es solo un recurso: es parte de nuestra identidad”, explica Ticó, consciente de que “el cambio climático está alterando las bases” y de que “esa realidad nos obliga a replantear la gestión del agua”. Sin embargo, una vertiente de esa adaptación, la de la prevención del riesgo de inundación, está provocando cortocircuitos en el municipio.

Así, la extensión de la llamada zona de flujo preferente, una estimación que combina las áreas de desagüe intenso en las crecidas habituales y las zonas con probabilidad de que haya “daños sobre las personas y los bienes” en las que alcanzan un caudal de retorno de un siglo, hace que en el 90% del casco urbano la primera planta de las nuevas edificaciones no pueda ser destinada a vivienda.

La estimación del área de flujo preferente, un concepto líquido que admite “actividades no vulnerables frente a las avenidas” y que “no supongan una reducción significativa de la capacidad de desagüe”, también afecta al Camp d’Aprenentatge de les Valls d’Àneu, un punto de promoción del Parc Nacional d’Aigüestortes, el Parc Natural de l’Alt Pirineu y el románico pirenaico ubicado en la zona norte del pueblo.

“Educación nos dijo que había que moverlo y lo hicimos. Ahora no está en la zona de flujo preferente pero sí en la que se considera inundable con una crecida que puede darse cada 500 años. ¿Dónde hay que ponerlo”, plantea el alcalde.

La indefinición afecta de lleno a otro de los proyectos clave del municipio, como es la nueva zona industrial. “Llevamos tres años esperando a que la CHE (Confederación Hidrográfica del Ebro) y la ACA (Agència Catalana de l’Aigua) nos contesten” sobre el riesgo de inundación para seguir adelante. Se trata de una zona de más de cinco hectáreas y ya equipada con los suministros de luz y de agua, algo que facilitaría de la implantación de empresas. Sin embargo, tendrá que esperar.

También la construcción del nuevo consultorio médico ante el deterioro del actual, habilitado en un antiguo barracón de Endesa ahora municipal.

Sanidad apoya, y se ha comprometido a hacerlo económicamente, la apertura de uno de mayores dimensiones para atender a la demanda del valle y a la que genera el turismo en verano. Pero hay un problema: el actual puede rehabilitado pero no ampliado porque está en zona inundable, y en el pueblo no cabe uno nuevo por afectarle la zona de flujo preferente. “Es incomprensible. Queremos alejarlo del río, pero no podemos”, anota Ticó.

El consistorio lleva tres años esperando a que Urbanismo dictamine si puede aplicar una excepción y autorizar el nuevo por, precisamente, tratarse de un casco urbano con más del 90% de la superficie en zona de flujo preferente.

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