¿La última semana en Lleida?

Dentro de ocho días, el 15 de febrero, se cumplirá el plazo judicial para entregar al obispado de Barbastro-Monzón las 111 obras de arte reclamadas desde hace más de dos décadas por la diócesis aragonesa al Museu de Lleida. Después de 120 años en el Diocesà, mañana podría comenzar la última semana de estos tesoros artísticos en Lleida.

Mañana comenzará una semana de total incertidumbre en el Museu de Lleida. Ocho días hasta el 15 de febrero de espera de ‘noticias’ desde Aragón. Este es el plazo que el juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Barbastro concedió el pasado 18 de diciembre a la pinacoteca leridana y al obispado de Lleida para entregar a la diócesis de Barbastro-Monzón las 111 obras de arte originarias de parroquias aragonesas que habían formado parte históricamente de la diócesis leridana. A pesar de la inmediatez de la fecha, desde Lleida siguen esperando la contestación del juez a las alegaciones presentadas el 29 de diciembre, que incidían en que la resolución judicial que dictó en 2019 no es firme, ya que fue recurrida ante la Audiencia de Huesca y, por lo tanto, no procede una ejecución provisional de la misma. Sin embargo, no son pocos los que en Lleida temen que vuelvan a repetirse las tristes imágenes de diciembre de 2017, con la polémica entrega de las 44 obras de arte de Sigena, con un operativo de asalto incluido de la Guardia Civil y en plena intervención de la Generalitat por el artículo 155 unos meses después del 1-O. A todo ello cabe sumar el posible embrollo judicial –que SEGRE avanzó el pasado viernes– con el traslado a un juzgado de Gran Canaria del magistrado que ha llevado este caso en Barbastro. En este sentido, el equipo jurídico del Museu de Lleida desconocía esta semana cómo puede afectar este relevo en el juzgado aragonés al desarrollo de los acontecimientos. En el ‘mejor’ de los casos, un juez sustituto debería de revisar de nuevo todo el proceso y las alegaciones antes de confirmar el 15 de febrero como fecha límite.

En definitiva, si los intrincados mecanismos judiciales no lo remedian, podríamos estar asistiendo a la recta final de un litigio que dura ya más de dos décadas. Todo comenzó el 15 de junio de 1998, cuando se completó la segregación de parroquias oscenses del obispado de Lleida, iniciada en 1995 por las altas instancias del Vaticano para ‘reordenar’ los limites eclesiásticos y adecuarlos a los provinciales. Solo una semana después se celebró ya la primera misa en Fraga oficiada por el entonces obispo de Barbastro-Monzón Ambrosio Echevarría. Y una semana más tarde, el 29 de junio, llegó un decreto de consecuencias seguro que inimaginables en aquellos días. Estaba firmado por el entonces nuncio en España, el ya fallecido y polémico Lajos Kada, un religioso húngaro que estuvo vinculado a escándalos de fraudes contables y que incluso recibió acusaciones de una ‘azarosa’ vida sentimental. En el documento, Kada ordenaba que “el patrimonio artístico procedente de las parroquias desmembradas y que se encuentra en Lleida está a título de depósito y no de propiedad, mientras la diócesis de Lleida no pruebe lo contrario en cada caso; por lo que, de ser reclamado por sus legímitos propietarios, debe devolverse”.

Tras completarse en 1998 la segregación de parroquias, el Vaticano dio ‘luz verde’ a la reclamación del arte

El juzgado de Barbastro ordenó el pasado diciembre la entrega antes del 15 de febrero del arte en litigio

El martes finaliza el plazo de ofertas para adjudicar el transporte de las obras de arte a Barbastro

Se inició así un proceso que los medios de comunicación hemos bautizado como el litigio del arte. Durante casi diez años, el entonces obispo Francesc Xavier Ciuraneta pleiteó en Roma en vano y solo la ‘protección’ de las administraciones públicas del Consorci del Museu de Lleida, Diocesà i Comarcal, impidió la entrega a Barbastro de las 111 obras de arte reclamadas. Una década después, y tras comprobar el ‘exito’ conseguido por el gobierno de Aragón y el ayuntamiento de Villanueva de Sigena con el arte del monasterio, Barbastro acudió también a los tribunales civiles que, por ahora, le son favorables.

El Cercle d’Amics del Museu de Lleida reclamó el mes pasado a las instituciones del Consorci una mayor difusión pública de su desacuerdo contra esta posible nueva desmembración del Museu. La Plataforma d’Entitats Culturals de Lleida –más pesimista después del caso Sigena– reclamaron a los políticos una apuesta decidida para que la continuidad del Museu no se vea comprometida ante un posible nuevo revés judicial.

Un traslado de 9 horas, en una ruta sin paradas Las alegaciones presentadas desde el Museu de Lleida contra el traslado inminente de las obras de arte lamentaban ante el juez, entre otros puntos, que el plazo del 15 de febrero no ofrecía tiempo material para una operación de tal envergadura. De hecho, para demostrar que no se plantea una actitud de desobediencia a la resolución judicial, el Consorci del Museu puso en marcha un concurso público para adjudicar a una empresa especializada la operación de traslado de las 111 piezas. En este sentido, el próximo martes finaliza el plazo de presentación de ofertas, con un precio máximo de licitación de 41.000 euros (IVA incluido), y a partir de entonces deberá adjudicarse la operación. Después, queda todo el proceso de construcción de cajas y embalajes a medida. En definitiva, imposible cumplir en menos de una semana. Y es que los requisitos técnicos establecen la elaboración de cajas de madera individuales a medida para las diferentes tablas policromadas y piezas de retablos; otras cajas para colecciones de objetos (orfebrería e indumentaria litúrgica); estructuras para piezas más pesadas y voluminosas y softpacking para el resto de piezas. Las obras deberán embalarse en una temperatura de entre 20 y 22 grados y una humedad relativa del 50-55%. La logística del traslado se estima en unas 9 horas: 4 para la carga y otras 4 para la descarga a realizar por cuatro técnicos, y un viaje de una hora hasta Barbastro sin paradas ni cambios de vehículos.