El MNAC alerta de que las pinturas murales de Sijena "no soportan la vibración" y que el traslado comporta un "riesgo elevadísimo"
El museo avisa de "la fragilidad" de las piezas y que son "químicamente muy reactivas"

El MNAC ha alertado este miércoles de que las pinturas murales "no soportan la vibración", como indican los estudios, y que, "un traslado y un cambio de emplazamiento podría suponer estropear las pinturas y es un riesgo elevadísimo". Un día después de la sentencia del Tribunal Supremo sobre los murales, Carme Ramells, jefa de área de restauración y conservación preventiva del MNAC, ha avisado de la "fragilidad" de las pinturas y también de que son "muy sensibles a los cambios ambientales" y "químicamente, muy reactivas". "El conjunto de materiales que componen estas pinturas, y que los encontramos también en otras pinturas arrancadas del Pirineo, es el que esencialmente las convierte en obras muy frágiles", ha manifestado.
En un encuentro con medios, Ramells ha defendido que estas obras "ya no son pinturas murales, sino una especie de artefacto" a causa de todas las intervenciones que se han hecho desde "la operación de salvamento". En este contexto, ha dicho que en estos artefactos hay un grosor mínimo de pintura; una pintura, ha añadido, que fue arrancada con la técnica del 'strappo', que es la que se utilizaba en los arrancamientos de manera generalizada.
Ramells ha señalado que después del arrancamiento se han añadido otros materiales porque "una vez se arranca esta capa tan delgada de pintura se necesita dotar de un nuevo apoyo que le dé consistencia". Y todo eso, ha concluido, se montó en el MNAC sobre unas estructuras de madera y de madera y yeso.
La jefa de área de restauración y conservación preventiva del MNAC ha resaltado la fragilidad de las obras, que, ha argumentado, tiene una razón de ser, que ha sido comprobada científicamente por ensayos de laboratorio. La razón principal, ha desgranado, es que son unas pinturas hechas de materiales diversos, "un material propio y otros materiales añadidos y que estos materiales son sensibles".
En este contexto, ha recordado que no se tiene que olvidar que estas pinturas murales sufrieron un incendio y se sometieron a unas temperaturas "muy elevadas" y eso, por ejemplo, alteró el color y las alteró física y químicamente. Asimismo, ha manifestado que estas pinturas son "muy sensibles a los cambios ambientales. La razón física es que este conjunto de materiales tienen una capacidad de absorción del agua diferente".
"Estamos ante un pequeño cóctel explosivo"
Ramells también ha alertado que estas pinturas son "químicamente muy reactivas" y ha ido más allá para decir: "Estamos ante un pequeño cóctel explosivo". Ha argumentado que son pinturas "reactivas" porque sus componentes son sensibles cuando hay un ingreso excesivo de agua, que puede empezar a desencadenar reacciones químicas. Ha defendido que eso ahora está latente porque hay unas condiciones químicas y físicas estables, sin embargo, ha alertado, "si aparecen modificaciones lo que puede ser es que se desencadenen estas reacciones". Una de las reacciones químicas, ha remarcado, es la creación de sales y estas sales pueden tener como consecuencia el desprendimiento de partículas de pintura.
Con todo, ha asegurado: "Todos los estudios que se han hecho a nivel físico, de vibraciones, constatan que estas pinturas no soportan la vibración y, por lo tanto, un traslado y un cambio de emplazamiento podría suponer estropear las pinturas y es un riesgo elevadísimo". Ramells ha defendido también que las pinturas no están a la intemperie, sino dentro de unas salas y el aire de dentro no tiene nada que ver con lo que hay a fuera en Barcelona. "Eso pasa con todos los museos, las obras que están en la Tate de Londres no están sometidas a la polución del aire de Londres".