ENTREVISTA
Ellinor D'Melon, violinista: «Bach, Mozart y Beethoven son la santísima trinidad»

«Bach, Mozart y Beethoven son la santísima trinidad» - FIRMA DE FOTO
Con solo 23 años inaugurará el 2 de octubre la nueva edición del Raimat Arts Festival. Empezó a tocar el violín al mismo tiempo que empezaba a hablar, a los 2 años, y dos décadas después es una intérprete de élite mundial. Ha preparado un programa con obras que comparten la renovación y la esperanza. Le gustan un montón de músicos, pero sobre todo tres: Bach, Mozart y Beethoven. “La santísima trinidad”. Bach te eleva, Mozart llega por igual a un niño de 5 años y a una persona de 80 y Beethoven lo hace con su humanidad
Tocar el violín a los dos años es algo realmente insólito. Debió de ser al mismo tiempo que aprendía a hablar.
El violín fue como mi primera lengua: lo aprendí al mismo tiempo que las palabras. No recuerdo mi vida sin violín y sin música.
Toca un violín Giovanni Baptista Guadagnini de 1743 que le fue cedido por un donante anónimo de Londres.
Tengo la suerte de estar recorriendo este viaje con el instrumento desde los 13 años. Forma parte de mi, es mi voz, mi compañero más fiel. Estoy infinitamente agradecida a la familia generosa que confió en mí y me entregó este instrumento para poder desarrollarme como músico.
Ha preparado un programa para el festival que ha titulado ‘Aurora’. ¿Por qué?
En parte porque se inicia con la sonata en Sol mayor de Mozart, que se abre con un acorde del piano que es en si mismo una gran apertura. Esta sonata es de las más ejecutadas de Mozart. Además, esta sonata de Mozart tiene un significado especial para mí ya que fue la obra con la que abrí mi recital debut en la Sala Verdi en Milán cuando era pequeña.
¿Por eso el nombre de ‘Aurora’ y por eso lo de inaugurar el festival con esta obra?
La palabra ‘aurora’ siempre me ha fascinado porque no es solo la luz sonrojada que precede ante la salida del sol: simboliza el inicio de algo nuevo, la luz que vence a la oscuridad. Para mí, este programa refleja justamente eso: apertura, esperanza y renovación. En todas las obras escogidas hay un gran sentido de inicio, de claridad y de esperanza. Tras Mozart viene la sonata Gran Dúo de Schubert.
¿Muy melódica?
Tiene ese carácter de lied tan muy particular de Schubert. Después incluí una obra de Amy Beach, una figura femenina extraordinaria y contemporánea de Chaikovski, y cerramos con la segunda sonata de Brahms, la cual es una obra introvertida, pero no lo es.
¿En qué sentido?
Combina introspección con grandeza y hasta un sentido del humor muy sutil.
¿El repertorio romántico es el que más le gusta?
Me atrae mucho, pero no podría elegir un único estilo. Me encanta el repertorio romántico, claro, pero también me apasiona lo contemporáneo, lo clásico, lo barroco… Cada época tiene un lenguaje y un universo emocional distinto que me inspira. Y, para mí, Bach es el centro de todo.
Explíqueme eso.
En muchas de sus obras, como la Pasión según san Mateo o las sonatas y partitas, Bach es capaz de elevarte y sacar lo mejor de ti, ya sea como intérprete o como oyente.
¿Es el músico que más le gusta?
Junto a Mozart y Beethoven. Adoro a Britten, a Mahler, a un montón de músicos, pero Bach, Mozart y Beethoven son la santísima trinidad. Mozart es capaz de hacer sonreír a un niño de 5 años y de llegar a una persona que tenga 80. Y Beethoven te llega a través de su lucha continua.
Interpretó usted el doble concierto de Bach con Anne Sophie Mutter. ¡Con Anne Sophie Mutter nada menos!
Anne Sophie Mutter ha sido siempre una referencia para mí, desde que empecé con el violín. Audicioné para ella y trabajar juntas en el doble concierto de Bach fue una experiencia inolvidable: más que un sueño cumplido, fue una gran lección de humildad y de música.
¿Con instrumentos modernos?
Sí.
¿No cambiaron las cuerdas ni el arco?
No, no. Se puede tocar Bach indistintamente con instrumentos barrocos o modernos. Lo importante es que cuando lo hagas tengas cosas a decir.
También sustituyó usted en un Chaikovski en sendos conciertos a Hillay Hahn y a James Ehnes. ¡A Hahn y a Ehnes nada menos!
Sí, fueron situaciones excepcionales por la pandemia: ambos no pudieron viajar a última hora y yo les sustituí. Fue una experiencia muy enriquecedora.
¿Salió bien?
Salió.
Su primera grabación, con un Chaiskovski y un Lalo, causó sensación entre la crítica a pesar de que con solo 20 años se adentraba en un repertorio que, en el caso de Chaikovski, es muy competido.
El Chaikovski lo empezamos a grabar antes de la pandemia, pero el proyecto se interrumpió porque no se podía viajar a Irlanda, donde se hacía la grabación. El Lalo lo grabamos después. Ese periodo de la pandemia fue muy extraño: doloroso por las pérdidas personales y al mismo tiempo lleno de aprendizajes. No podíamostocar en público y tuvimos que reinventarnos, incluso ensayando por videoconferencia. Fue duro, pero también me hizo crecer mucho como persona y como intérprete.
Inaugurar un festival prestigioso como el de Raimat a los 23 años es extraordinario.
¡Todo un privilegio! Conocí al director artístico, Joan Plana, en Nueva York y me propuso elaborar un programa para inaugurar el festival. Raimat Arts Festival es un festival muy especial, con una visión que une música, cultura y también sostenibilidad. Creo que eso es fundamental: la música, como la naturaleza, nos recuerda la importancia de la armonía, del cuidado y del equilibrio. Joan, además, tiene una sensibilidad única con los músicos, y eso se nota en la manera en que nos acompaña y nos cuida. ¡Tengo muchas ganas de festival!