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Cervera se tiñe de rojo por Marc Màrquez

Más de 16.000 fans aclaman a Marc Màrquez y critican a Valentino con cánticos de “¡Bote, bote, bote, Rossi el que no bote!” || Su hermano promete volver el año próximo con otro doblete como en 2014

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Las calles de Cervera volvieron a teñirse ayer de rojo, el color de Marc Màrquez, para homenajear a su gran campeón tras conquistar el quinto título mundial en solo siete años, el tercero en MotoGP. Más de 16.000 fans, récord en una celebración, corearon su nombre al tiempo que abuchearon a Rossi por la famosa patada en Sepang de hace un año.

Cervera volvió a salir a la calle un año más, y ya van cinco en tan solo siete años, para festejar por todo lo alto otra gesta de su gran campeón, un Marc Màrquez que, arropado por su familia, la personal y la profesional, vibró con los suyos durante un homenaje que tiñó de rojo las calles con más de 16.000 fans, según la policía local, el doble de anteriores ediciones. “Cuando vine en 2010 a celebrar el primer Mundial soñé con que Cervera fuera una gran plaza roja, y hoy la tengo delante”, señaló un emocionado Emili Alzamora, su mánager.

La plaza Pius XII quedó pequeña, lo que llevó a la Paeria y al Fan Club a acondicionar la plaza Universitat y el Gran Teatre de Cervera. Cientos de fans, enfundados en camisetas y ondeando bandeas rojas con el 93 esperaban desde hacía horas frente al restaurante Bona Teca el inicio de un pasacalles que arrancó cuando pasaban diez minutos del horario previsto con el estallido de un petardo pirotécnico.

Fueron casi dos horas de trayecto en el que el pentacampeón, subido como es habitual al camión rojo de su Fan Club, donde además de los miembros de su equipo también viajaban su hermano Àlex, muy activo durante todo el trayecto, y su padre Julià, no paró de saludar, cantar y lanzar camisetas a un público entregado al son de la percusión de los Bombollers de Cervera.

Pero la fiesta grande le esperaba en el escenario instalado en la plaza Piux XII, donde hacía horas que sus fans aguardaban su aparición mientras seguían la rúa a través de las dos pantallas gigantes. Su aparición provocó una atronadora ovación de un público entregado y que pronto se acordó de uno de sus eternos rivales. “¡Bote, bote, bote, Rossi el que no bote!” cantaron a coro los más de 16.000 fans congregados y que quisieron mostrar su rechazo por la patada que el italiano le dio a Marc hace ahora un año en el circuito de Sepang. Unos cánticos que fueron repitiéndose durante la velada y que el pentacampeón intentó lidiar como pudo y con dosis de humor, algo inherente en él. “En qué follón me habéis metido, ya verás mañana”, espetó.

Después de los protocolarios parlamentos institucionales de Ramon Royes, alcalde de Cervera, y Joan Reñé, presidente de la Diputación, así como de la responsable de patrocinio de Repsol, Mila Vior, que destacaron la valía de Marc como piloto y su humanidad, hicieron acto de presencia en el escenario sus más allegados. Ahí estuvieron su abuelo Ramon, que tras cada victoria enciende un petardo; la ‘iaia’ Elvira, que le regañó porque “me haces sufrir mucho cuando corres..., y el otro también”, en referencia a Àlex; sus padres, Roser y Julià y, más rezagado, su hermano, quien lanzó una nueva promesa. “En 2013, cuando celebré el primer título de MotoGP de Marc y mi premio de rookie del año, os prometí que al año siguiente vendríamos con los dos, y cumplimos. El año que viene lo volveremos a repetir”, vaticinó el pequeño de la saga, que la próxima temporada saldrá con el objetivo de ganar Moto2. Marc también desveló un sueño: “Entrar en la última vuelta en Aragón y jugármelo con él (Àlex) a ver quién gana. Eso querría decir que los dos estamos en MotoGP”, dijo Marc, que se disculpó ante los suyos porque “no habéis visto al Marc gamberro que os hubiera gustado”, pero matizó que “este año tocaba así, avanzando como las hormigas”. Como colofón, fue presentando uno a uno a los once componentes de su equipo, comentando anécdotas. “Tu miras de matarte y nosotros de que no te mates”, dijo uno de ellos. Un castillo de fuegos artificiales cerró un homenaje de récord.

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