Campeones de Europa

La selección española de balonmano rompió el maleficio y, tras quedarse en cuatro ocasiones a las puertas, se proclamó ayer por primera vez campeón de Europa, al imponerse por 29-23 a Suecia en una final del Europeo de Croacia en la que, pese al sufrimiento en la primera mitad, acabó por imponer su filosofía y ritmo de juego. Y eso que el conjunto escandinavo detuvo en los primeros diez minutos cuatro de los ocho lanzamientos que intentaron los españoles y estuvieron eficaces al contraataque.

Así, lograron adquirir rápidamente una ventaja de tres goles (4-7). Tras un tiempo muerto, España mejoró en defensa aunque no en ataque, en parte gracias a un Appelgrem agigantado. En este sentido, y aunque en un par de ocasiones estuvo a tan solo un gol, veía cómo era incapaz de igualar definitivamente el tanteador. Tampoco la salida de Sterbik sirvió para asustar a los jóvenes suecos, que fueron al descanso con ventaja (12-14).

En la reanudación, España ofreció su mejor versión en defensa y recuperó la iniciativa del juego, y tras muchos minutos a remolque lograron ponerse por delante (15-14).

España, cada vez más sólida atrás, comenzó a mover el balón con la tranquilidad y paciencia necesaria para hacer llegar el juego a los extremos. Un gol de Balaguer permitió a los de Ribera situarse con una máxima renta de cinco goles (20-15). Los de Ribera, dominando el juego, dejaron prácticamente sentenciada la final a ocho minutos para la conclusión, al alcanzar un ventaja de ocho tantos (25-17) que la sólida defensa española supo controlar hasta el final (29-23), para celebrar, esta vez sí, que a España no se le escapaba una nueva final, que España era la nueva campeona de Europa.