CONSUMO
El impacto silencioso en el carrito: la compra diaria se encarece un 34% en solo cinco años
Las patatas suben un 43% y los lácteos un 35,4%, mientras el aceite de oliva duplica su precio. Las familias españolas han modificado sus hábitos para enfrentar esta nueva realidad

Los consumidores han cambiado en estos cinco años sus hábitos de consumo y buscan más ofertas. - EURIOPA PRESS
El panorama económico español ha sufrido una transformación radical en el último lustro. La cesta de la compra se ha encarecido un 33,9%, lo que ha provocado un cambio sustancial en los hábitos de consumo de los hogares españoles. Este incremento, que comenzó de manera coyuntural durante la pandemia, se ha consolidado como una tendencia estructural que afecta directamente a la economía familiar.
Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) no dejan lugar a dudas: hacer la compra en España requiere hoy un desembolso considerablemente mayor que hace cinco años. El caso más representativo es el del aceite de oliva, cuyo precio se ha disparado un 112,8%, convirtiéndose en el producto con mayor incremento de la cesta básica. Esta subida exponencial ha transformado un producto considerado esencial en la dieta mediterránea en un bien casi de lujo para muchas familias.
Pero el aceite no es un caso aislado. Otros alimentos fundamentales en la dieta española han experimentado aumentos significativos: las patatas han incrementado su precio un 43%, las legumbres un 36,8% y los lácteos —incluyendo leche, queso y huevos— un 35,4%. Estos porcentajes representan un golpe directo al bolsillo de los consumidores, especialmente para las familias con rentas más bajas, para quienes la alimentación supone un mayor porcentaje de sus gastos totales.
De la pandemia a la inflación: las causas de un encarecimiento histórico
El origen de esta escalada de precios puede rastrearse hasta marzo de 2020, cuando la declaración del estado de alarma en España provocó escenas de compras masivas en supermercados. El papel higiénico se convirtió en símbolo involuntario de aquellos días de incertidumbre, mientras las cadenas de distribución experimentaban un incremento sin precedentes de la demanda.
Durante el confinamiento, la imposibilidad de acudir a restaurantes trasladó todo el gasto en alimentación al consumo doméstico. Paralelamente, el comercio electrónico de productos alimentarios experimentó un crecimiento del 87%, una cifra que refleja cómo la pandemia aceleró la digitalización del sector.
Sin embargo, lo que inicialmente parecía un fenómeno temporal vinculado a circunstancias excepcionales se ha consolidado por diversos factores. Las tensiones en la cadena de suministro tras la reactivación económica post-pandemia, los efectos persistentes de la sequía que azota España desde hace varios años y, de manera determinante, las consecuencias de la guerra en Ucrania, han creado una tormenta perfecta que mantiene los precios en niveles históricamente altos.
Adaptación forzosa: nuevos hábitos de consumo ante la presión inflacionaria
Frente a esta realidad económica, los consumidores españoles han desarrollado estrategias para mantener el control sobre sus gastos. Según datos de Aecoc, la Asociación de Fabricantes y Distribuidores que agrupa a las principales empresas del gran consumo en España, los hogares han implementado lo que denominan "ahorro inteligente".
Esta filosofía de consumo se traduce en comportamientos concretos: visitas más frecuentes a los supermercados para realizar compras hasta un 26% más pequeñas, búsqueda activa de promociones y ofertas, y una planificación más meticulosa del consumo doméstico. A diferencia de lo observado durante el confinamiento, ya no existe esa tendencia a acumular productos para semanas, sino que se opta por compras más frecuentes y ajustadas a las necesidades inmediatas.
El aumento de la competencia entre cadenas de distribución ha intensificado las campañas promocionales, mientras los consumidores muestran mayor sensibilidad al precio y menos fidelidad a marcas concretas. Las marcas blancas o de distribuidor han ganado cuota de mercado, representando ya más del 40% de las ventas en algunas categorías de producto.
El futuro de los precios: ¿estabilización o nuevo paradigma?
Los expertos del sector coinciden en señalar que, pese a cierta moderación en los últimos meses, no es previsible una vuelta a los niveles de precios previos a la pandemia. Factores estructurales como el impacto del cambio climático en la producción agrícola, el encarecimiento de los costes energéticos y las nuevas normativas medioambientales apuntan hacia un nuevo paradigma de precios más elevados en la alimentación.
La evolución y formación de precios en los distintos eslabones de la cadena alimentaria ha sido objeto de intenso debate, llegando incluso a provocar medidas excepcionales como la reducción temporal del IVA en alimentos básicos que implementó el Gobierno español. Sin embargo, estas medidas paliativas no parecen suficientes para revertir una tendencia que muchos analistas consideran estructural.
En España, el gasto en alimentación representa aproximadamente un 14,8% del presupuesto familiar, porcentaje que se eleva considerablemente en los hogares con menores ingresos. El encarecimiento sostenido de la cesta de la compra plantea importantes desafíos para la cohesión social y las políticas de protección a los consumidores más vulnerables.