Más de la mitad de carnicerías de Lleida podrían cerrar en una década por la falta de relevo
El sector defiende la rentabilidad del negocio y promueve un nuevo curso en la Escuela de Hostelería para formar personal

Un carnicero trabaja en un establecimiento de Tremp.
El futuro de las carnicerías y charcuterías de la demarcación de Lleida está amenazado por la falta de relevo generacional. Un estudio elaborado por el Gremi de Cansaladers i Xarcuters de las comarcas de Lleida en 2024 constata que de los 201 comercios que había censados, 49 han cerrado los últimos tres años y hay 64 más que prevén bajar la persiana los próximos cinco o diez años porque no encuentran a nadie que quiera dar continuidad. Eso supondría una reducción del 56%. El sector subraya que son negocios rentables, pero poco atractivos para los jóvenes. Con el fin de conseguir profesionales cualificados, la Escuela de Hostelería y Turismo de Lleida estrenará en octubre un nuevo ciclo de grado medio de elaboración de productos alimenticios que ofrecerá 33 plazas.
Hace una década, el centro formativo ubicado en la Caparrella ya ofreció este curso, pero acabó cerrando por falta de alumnos. El 12 de octubre próximo empezará una nueva edición con una duración de dos años y con la previsión que los alumnos puedan hacer prácticas en empresas a partir del mes de abril, según ha detallado la directora de la escuela, Neus Brenuy.
La alianza con el gremio quiere ponerse manos a la obra a la falta de relieve generacional para trabajar tras los mostradores, en los obradores y para dar continuidad a los negocios. El secretario general del gremio en las comarcas de Lleida, Oriol Tarrats, ha insistido en que todas ellas son empresas rentables y que la prioridad es evitar que cierren y el consumidor pierda establecimientos de alto valor añadido y especialización.
"No se trata sólo de un relevo generacional. No sólo aprenderán a cortar, a elaborar o a cocinar, sino que también se les formará para que entiendan en el ámbito empresarial qué quiere decir coger una carnicería o una charcutería. Haremos lo posible para que el curso tenga alumnos y haya personas que trabajen en el sector y hagan el relevo empresarial", ha señalado Tarrats.
Por su parte, el maestro artesano charcutero y presidente del gremio en Lleida, Marc Ferràs, ha alertado de que en una década podrían cerrar puertas la mitad de los establecimientos de la demarcación. Por eso, ha adelantado que promueven un proyecto de mentoría para que los profesionales que tienen que jubilarse acompañen a los jóvenes durante dos o tres años antes de formalizar el traspaso del negocio.
Un negocio con poca visibilidad y bastante desconocido para la juventud
Según la directora de la Escuela de Hostelería, Neus Brenuy, "la gente joven no se plantea dedicarse por una falta de visibilidad y porque creen que las condiciones de trabajo son duras en horario y de bastante física, pero al final hacen el horario de una tienda, no abren los fines de semana, los salarios son muy dignos y son empresas modernas que se han adaptado a los nuevos tiempos y hacen creación". El sector señala que el consumo de carne se mantiene, pero detecta que el consumidor es "más inexperto" en la compra de carne fresca y demanda más productos elaborados frescos o platos cocinados. "La industria homogeneíza los productos y nosotros lo especializamos, haciendo trabajos artesanos y personalizados", ha defendido Tarrats. Un 30% de estos establecimientos ya elaboran y venden platos preparados para dar respuesta a los cambios de consumo de la ciudadanía.
De 200 establecimientos en menos de 90
El estudio elaborado por el gremio con el apoyo de la Diputación de Lleida, a partir de encuestas a los responsables de los negocios entre agosto y en octubre de 2024, señala que la demarcación disponía de 201 carnicerías y charcuterías, pero que 49 han cerrado los últimos tres años y hay 64 que no prevén continuar en los próximos cinco o diez años. Así, en el peor de los casos el mercado habrá pasado de 201 comercios a 88, un 56% menos. Destacan las malas perspectivas en comarcas como el Solsonès, donde podrían cerrar 8 de las 9 carnicerías y charcuterías existentes a medida que los propietarios se vayan jubilando, o en Les Garrigues, que podría ver como dentro de pocos años cierran los tres comercios que constan en el censo. En el Segrià, el sector podría pasar de 42 a 23 negocios y, en la Noguera, de 22 en 12. En el Alt Pirineu i Aran, el informe indica que se pasaría de 47 a 21 comercios.