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“Endavant les atxes!” ...Y desde Lleida

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Séptima manifestación multitudinaria en seis años. La del 2010 fue en julio, pero marcaría las futuras Diades. Y, por primera vez, se jugaba en casa. Los sufridos indepes del Pirineo tuvieron que volver a tirar de autocar, pero se ahorraron unos cuantos kilómetros, porque esta vez tocaba descentralización. No hubo una, sino cinco manifestaciones: Lleida, Berga, Salt, Barcelona y Tarragona. Lleida fue una fiesta de buena mañana. Y como al que madruga dios le ayuda –ver página 8–, los rezagados que llegaron a partir de las cuatro de la tarde lo tuvieron complicado para colocarse en el tramo asignado antes de que las campanas de la Seu Vella marcaran una hora que ya es un símbolo: las 17,14. “¿Pero dónde hay que ir?” A unas jóvenes de la capital las despistó lo de “llera del riu Segre” programado por la organización. “¡Ah, la canalización!”. De hecho, solo había que seguir a la gente, como Vicente. Las rampas de acceso al río desde la plaza Blas Infante estaban literalmente colapsadas. Y eso que el sol caía a plomo y las sombras iban escasas. Se imponía el look Camacho a la que se levantaban los puntos repartidos por la organización para hacer sentir el pálpito del país. “Más bien parecen huevos fritos”. Del Twitter a la concentración. O puede que fuera al revés. Pero también se acaba por acostumbrar uno a pasar calor cada Onze de Setembre. Y como la experiencia es un grado, quien más quien menos venía equipado: paraguas customizados, neveras de cámping... Maria y Maria Teresa, de Balaguer, se cobijaron en una sombra endeble ya casi en el agua. “Hemos ido a todas las manifestaciones desde el 2010, ¿cómo no ir hoy a la que nos hacen más cerca de casa?”. Eso sí, confían que sea la última. Ferran Aixalà y sus Pastorets Rock se ganaron a pulso ser nombrados héroes nacionales, porque ir con faja, barretina y chaleco con la que estaba cayendo era toda una proeza. Pero, como diría el Artur Mas de Polònia, se hacía “amb il·lusió”. “La gente está cansada, es evidente, pero se han movilizado a última hora y han desbordado las previsiones”, dice Aixalà; “que se hayan tenido que abrir nuevos tramos para absorber a miles de manifestantes que no se habían inscrito es algo que esta mañana parecía impensable. La vista desde el escenario es brutal”. No le alzanza a ver el final de la concentración, que se preveía que sería a la altura de la pasarela Liceu Escolar. Le soplan que la gente llega al puente de la Universidad y se emociona. “Llevábamos años sintiéndonos marginados, sobre todo cuando la Via Catalana pasó por todo el país menos por Lleida, y ahora la gente ha querido responder. Da gusto ver el ambientillo de la calle”. Los Pastorets Rock vieron recompensado su esfuerzo de pasar varias horas vestidos para armar el belén y se apuntaron el tanto de hacer bailar a decenas de miles de personas con su versión del ya clásico Som de l’Oest de David Esterri, Lo Pardal Roquer. Móviles en alto, y vídeos del momento a tutiplén. Internet funcionaba de aquella manera, pero nadie se resistía a retransmitir un momento histórico –otro– en las redes sociales. Había que celebrar que era la Diada de la descentralización. Y hasta hubo quien eligió darse el lujo de llegar a Lleida en tractor, como Josep López, de Aitona.“Quiero decirles a mis hijos cuando sean mayores para entenderlo que estuvieron aquí, que formaron parte de esto”, explicaba Oriol, de Lleida, mientras los pequeños correteaban con las cartulinas del punto convertidas en gorro. “Yo también siento que estoy viviendo un momento crucial y es emocionante formar parte de él”. La escritora de Tremp Maria Barbal fue la encargada de leer el manifiesto en Lleida, pero cuando se bajó del escenario quiso ser una más y disfrutar de “esta sensación de fiesta”. Acompañada por Txe Arana, se sintió muy arropada, sobre todo, cuando pronunció unas frases en aranés que fueron muy ovacionadas. “Era importante mostrar nuestra voluntad de ser, pero también nuestra sensibilidad”. Pero Barbal se mostró realista: “nos quedan muchas Diades”, lo que no es necesariamente malo. “Lo importante es que cada paso que demos se consolide”.

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