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Tres jóvenes que llegaron a Lleida cuando eran menores narran su odisea

La entidad Sant Joan de Déu acoge y da formación a los menores migrantes en su centro y después los deriva a pisos

Abdou, Mohamed y Lidasse, ayer en un piso de Sant Joan de Déu. - PAU PASCUAL PRAT

Abdou, Mohamed y Lidasse, ayer en un piso de Sant Joan de Déu. - PAU PASCUAL PRAT

Sònia Espín

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Sant Joan de Déu Terres de Lleida es la entidad de referencia en la provincia para acoger a jóvenes migrantes solos y el año pasado atendió a 535. Les ofrece acogida primero en su centro de Almacelles y después en pisos, y les facilita formación. Tres de ellos, en diferentes fases de integración, explican la odisea que vivieron en su viaje desde África.

Dejar su país siendo menor de edad y recorrer miles de kilómetros en busca de una vida mejor. Este es el difícil camino que vivieron Lidasse Diop, Abdou Jaillow, Mohamed El Morabitin, tres jóvenes que acabaron recalando en Lleida y a los que Sant Joan de Déu Terres de Lleida, entidad referente para este colectivo, ofreció acogida y formación inicial en su centro de Almacelles, así como la posibilidad de aprender un oficio y de vivir en pisos, hasta que se emancipan (ver desglose).

Lidasse, de Senegal y de 20 años, en 2020 partió con un grupo de amigos hacia Canarias. “Estuvimos once días en el mar, no teníamos ni comida ni bebida. Creíamos que tardaríamos menos, pero había mucho viento. Incluso bebimos agua del mar. Llegamos a Tenerife y nos enviaron a Sevilla, donde estuve unos meses. Después fui a Barcelona en autobús y unos amigos me dijeron que fuera a la policía, que me llevarían a la Cruz Roja, y ellos me enviaron a Sant Joan de Déu”, señala. Añade que primero “fue difícil, pero había otros chicos que estuvieron en Canarias y al final de adapté”, relata. Estudió un PFI de cocina y trabaja en el restaurante donde hizo prácticas. Tras pasar por uno de los pisos de Sant Joan de Déu, ahora ya está emancipado, pero en una vivienda-puente de esta entidad, pagando alquiler, hasta que consiga un piso en el mercado libre.

Abdou, de Gambia, tiene ahora 24 años y cuando tenía entre 15 y 16 años cruzó buena parte de África para ir primero a Italia, después a Francia y finalmente, a España, que era su destino deseado. “Pasé por Senegal, Mali, Burkina Faso, Níger y Libia. Tardé seis meses y fui en coches y camiones, donde me podía esconder. En Libia me ayudaron a subir a un barco hinchable y llegué a Italia en 4 horas. Después fui a Francia, a Barcelona, a Lleida, a Barbastro y de nuevo a Lleida, donde una noche estaba en la calle y los Mossos me llevaron a Sant Joan de Déu. Entonces me comencé a relajar”, explica. Estudió un Programa de Formación Inicial (PFI) de construcción, hizo prácticas en una empresa, estuvo casi dos años en un piso de esta entidad y ahora ya trabaja en mantenimiento de Sant Joan de Déu y vive por su cuenta.

Mohamed tiene 17 años y con 16 partió de su Marruecos natal, primero a Países Bajos y después a Málaga. En su caso viajó en avión con su madre, pero después esta regresó a su país, señala. Se desplazó a Lleida y los Mossos le derivaron a Sant Joan de Déu. Ahora estudia un PFI de instalaciones y lleva poco tiempo en un piso de la entidad. “Me han ayudado mucho. Llegué solo con el pasaporte y ahora tengo toda la documentación”, remarca, y apunta que quiere seguir estudiando un ciclo formativo de grado medio también de instalaciones “porque me gusta”.

Estudios y vivienda, hasta su emancipación

Sant Joan de Déu Terres de Lleida atendió en 2024 a 535 jóvenes migrados solos. Para ello, dispone de una red de recursos residenciales con 210 plazas, que habitualmente están casi al 100% de ocupación, y también ofrece recursos formativos. 

Primero van al servicio de protección de emergencia, ubicado en su centro en Almacelles, donde se les da cobertura de necesidades básicas y comienzan a aprender castellano y catalán. Semanas después pasan al servicio de primera acogida y atención integral, en el mismo centro, donde pueden estar 2 años con el objetivo de que consigan su regularización administrativa, formación, aprendizaje del idioma y conocimiento de la sociedad de acogida y sus costumbres. 

El siguiente paso es pasar a pisos asistidos en Lleida, donde siguen estudiando y empiezan a adquirir hábitos de autonomía, y el final del proceso son los pisos de inserción laboral, también en Lleida. Para jóvenes ya con trabajo y capacidad para emanciparse pero que no consiguen vivienda, muchas veces por estigma, dispone de pisos-puente a través del Proyecto Caronte. Los jóvenes cursan Programas de Formación e Inserción para aprender un oficio. En el curso 2023-2024 se matricularon 77 y 51 obtuvieron el título. Otros 81 se matricularon en otras acciones formativas.

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