POLÍTICA
Sánchez, dos años de frágil equilibrio
Cumple dos años desde la investidura en su momento más débil, con el rechazo de Junts. Está seguro de agotar el mandato pese a las dificultades para legislar y carecer de presupuestos

Pedro Sánchez, recibiendo hace dos años la felicitación de Feijóo por su investidura. - EUROPA PRESS
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llega hoy a los dos años desde su última investidura decidido a agotarla pese a que Junts, que resultó clave para que fuera nombrado de nuevo jefe del Ejecutivo, haya decidido retirarle su apoyo y sin mayoría en el Congreso.
El 16 de noviembre de 2023 logró la investidura tras complejas negociaciones para conseguir, además del avar del PSOE, el de Sumar, ERC, Junts, Bildu, BNG y Coalición Canaria (179 en total) frente a los del PP, Vox y UPN (171). Especialmente decisivas fueron las negociaciones con Esquerra y con Junts. Los de Carles Puigdemont se abrieron al acuerdo tras garantizar Sánchez una amnistía que fue aprobada en el Congreso pero de la que aún el expresident no se ha podido beneficiar. Esta es una de las claves por las que ahora, dos años después, Junts ha decidido dar por roto de forma irreversible el acuerdo con el PSOE y llegar incluso a avanzar que presentará enmiendas de totalidad a todas las iniciativas legislativas del Gobierno que lleguen al Congreso.
El partido de Puigdemont habla de más incumplimientos, como el traspaso a Catalunya de la competencia en materia de inmigración, el uso del catalán en las instituciones europeas, la no publicación de las balanzas fiscales o la falta de inversiones.
Pero la decisión se ha adoptado también desde el punto de vista de la estrategia política ante el auge de Aliança Catalana.
El que fuera su número dos en el PSOE y negociador en su nombre con Puigdemont, Santos Cerdán sigue en prisión por el ‘caso Koldo’, y su salida del partido marcó uno de los momentos más difíciles de Sánchez en estos dos últimos años, con una comparecencia en la que pidió perdón por haber confiado en él, como antes ya lo había hecho por haber depositado igualmente su confianza en José Luis Ábalos.
Dudó si seguir adelante al frente del Gobierno cuando comenzó la investigación judicial sobre su esposa, Begoña Gómez, hasta el punto de que en abril del año pasado se tomó cinco días de reflexión para sopesarlo. Su conclusión fue la misma que ha repetido después de la ruptura anunciada por Junts, que su horizonte es 2027 y que está dispuesto a que las elecciones generales sean ese año.
Lo piensa hacer incluso sin poder aprobar unos nuevos presupuestos en toda la legislatura, tal y como él mismo ha asegurado, pero sin dejar de garantizar que sudaría la camiseta por lograr la aprobación de unas nuevas cuentas del Estado y de muchas otras iniciativas.
Entre ellas, las que cree que pueden hacer frente al que considera el principal problema de los españoles: el acceso a la vivienda.
Tampoco afectan a su objetivo de culminar la legislatura otras cuestiones que están en los tribunales como el juicio al fiscal general del Estado o el caso en el que está siendo investigado su hermano.
En el Gobierno de coalición PSOE-Sumar solo ven posible una abrupta interrupción de su mandato si prosperara una moción de censura, pero la consideran una hipótesis muy lejana porque, pese a la decisión de Puigdemont, el paso de apoyar una iniciativa de ese tipo junto al PP y Vox les pasaría factura electoral.El ciclo de elecciones autonómicas que comienza el próximo 21 de diciembre en Extremadura o las causas judiciales que siguen protagonizando portadas, auguran pocas esperanzas de que se rebaje la crispación.
Ayer, el portavoz de Junts, Josep Rius, echó en cara a Pedro Sánchez que no se haya tomado “ningún día para reflexionar” después de que el partido de Carles Puigdemont haya decidido romper con los socialistas.
Por su lado, el vicesecretario nacional de Educación e Igualdad del PP, Jaime de los Santos, criticó la actual situación del Gobierno que encabeza el socialista en una legislatura que “nació muerta y que nunca debió empezarse porque fue la suma de perdedores de ideologías distintas y, en muchos casos, completamente contrarias”.