Anuncios de lo más absurdos

¡Ojo, que igual sí! ¡Que igual en lo absurdo está la verdad y nosotros, humildes e ignorantes mortales, no hemos sabido ver lo que privilegiados creativos publicitarios, sí! Pero sigo pensando que en la parrilla se pueden ver anuncios que son un verdadero canto a la estupidez.

Ya saben, porque ya lo hemos escrito aquí, que nuestro favorito es el de esa chica desesperada que envía un whats a sus amigas diciendo que no puede ir a un fiestorro porque no está depilada. Respuesta: ¡Pues depílate! ¡Coño, pues no había caído!

Pero aún hay más, como el de esa pasta preparada y envasada que se vuelve comestible echándole agua y dejándola cinco minutos en el microondas. Salsa encima y a comer. Vaya. ¿No es lo mismo que hervirla por el sistema tradicional?

Sin embargo, el que pone de los nervios es el de esa crema reductora que hace milagros al cabo de diez años de usarla. Lo malo es que la modelo que la promociona no la necesita ni por asomo. ¿No podrían poner, digo yo, a alguien con un pelín de cartucheras o michelines para dar algo de credibilidad al producto?