La vida siempre se abre paso
Tremenda la metáfora que nos mostró el miércoles la retransmisión en directo de una cada vez más adulterada Vuelta Ciclista a España. Los corredores se metieron de lleno en el corazón del Bierzo para ascender hasta el alto de El Morredero, donde estaba fijada la meta. Fue una ascensión extraña, por calificarla a lo bajo, serpenteando la carretera entre tierras quemadas, bosques y vegetación arrasados y ennegrecidos por los devastadores incendios de hace tan solo unos pocos días. Pero, y ahí la lección, la vida siempre consigue abrirse paso. Dicho esto, lo de esta Vuelta ya no parece tener solución. La contrarreloj individual de ayer en Valladolid, curándose en salud, pasó de los 27 kilómetros previstos a 12, suprimiendo el final en alto, para evitar más incidentes. Los corredores ya han amenazado con abandonar y, a la espera de lo que pase mañana, Madrid, en la última etapa, estará blindada, cosa inédita en una competición ciclista. Unos pretenden que la etapa no se celebre y los otros, que los ciclistas consigan cruzar la línea de meta. Un sinvivir.