Bailes de artificio
Varias conclusiones tras visionar el estreno de Bailando con estrellas en Telecinco. Una. Las estrellas no son los concursantes, sin desmerecer su valor por salir a contonearse al plató; sino los esforzados que como parejas se sacrifican y esfuerzan para su lucimiento. Dos. Si no se está seguro de que el directo va a funcionar, más allá de dar a cada momento la hora para que no haya duda, no lo hagas. Tres. Hay demasiadas cosas a mejorar: muy largo, sin ritmo, y con demasiadas pausas publicitarias que consiguieron, entre otras cosas y más allá del cansancio del espectador, que el baile final entre las dos parejas candidatas a abandonar el programa quedase relegado al próximo show... por falta de tiempo. Cuatro. Con Valeria Mazza como secundaria de lujo, un desconocido Jesús Vázquez protagonizó una de las peores noches que le conocemos. Cinco. Su ADN Mediaset les obligó a colocar temas de la vida privada de los protagonistas durante el baile. Y seis. Que Pepe Navarro y Paula Lostra tuviesen que bailar como un pasodoble el Livin’ on a Prayer de Bon Jovi, clamaba al cielo.